Tara Lynn, el cuerpo del cambio

Jardinera, frutera, limpiadora de retretes, conserje, dependienta de Burger King, au pair en Francia, secretaria y cajera en un banco. Tara Lynn (Seattle, EEUU, 1982) desempeñó todo tipo de labores antes de aterrizar en la industria de la moda. Compaginaba esos peculiares trabajos con los estudios. Su historial académico, igual que el profesional, se rinde ante una indecisión galopante: se matriculó en las carreras de Música, Filosofía, Historia de Oriente Próximo y, finalmente, Lingüística. "Cambiaba constantemente de idea. Quería ser cantante, pero no estaba segura de que la música fuera la vía para lograrlo, así que iba dando bandazos por la universidad", recuerda al otro lado del teléfono desde su casa de San Francisco.

El año que cruzó el Atlántico para cuidar a unos niños al norte de París, dice, le abrió los ojos. Acababa de cumplir los 21 y, convencida de que terminaría la carrera, regresó a Seattle y comenzó (de nuevo) a buscar dinero para pagar su matrícula ("mi familia siempre me apoyó mucho, pero no teníamos demasiados recursos", apunta). La solución menos convencional que encontró fue presentarse a un casting de modelos en la agencia Hefner. "Entró en la recepción con tanta seguridad y sensualidad que jamás pensé que venía a hacer una prueba. Parecía que llevaba tiempo en esto”, cuenta Jamie Leigh Fish, la agente que la descubrió. Una vez explicado el malentendido, prefrieron no hacerle prueba alguna: le ofrecieron directamente un contrato. Tara Lynn, incrédula, se atrevió a replicar: "No puede ser, ¿habéis visto a las modelos? Yo tengo celulitis y estrías".

Poco tiempo después, estaba posando. H&M, Forever 21, Macy’s, El Corte Inglés... "No hay marca que haya trabajado con ella que no haya querido repetir", sentencia Leigh Fisher. Esta declaración, que podría haber sido perpretada por una agente eufórica (aunque hace años que no la representa), la corrobora Roland Pearman, director de arte de los grandes almacenes Macy’s."Supe de ella hace seis años. La había visto en varios catálogos y pasé un tiempo preguntando quién era a todos los agentes de Nueva York. Cuando finalmente fichó por IMG [la agencia más poderosa del mundo, que representa a Gisele Bündchen o Kate Moss], la llamé para trabajar juntos". De ahí al que supondría el gran espaldarazo de su carrera, un paso: el editorial Curves Ahead, fotografiado por Sølve Sundsbø para V Magazine y publicado en su número de enero de 2010. Aunque era una producción con varias modelos, fue una imagen de Tara Lynn tumbada en el suelo mostrando orgullosa la sensualidad de su piel desnuda la que se quedó en la retina de los lectores. "En el preciso instante en que la estaban tomando fui consciente de que una foto de mi cuerpo se publicaría en una revista", rememora. "Antes veía la moda como un entretenimiento para costear mis estudios, pero gracias a esa producción pensé que no estaría nada mal continuar en esto una temporada”.

La sesión, una de las primeras protagonizadas por maniquíes de las entonces llamadas tallas grandes en una publicación femenina, sirvió de inspiración a un buen puñado de chicas que no encontraban su refejo en los medios. Y también ayudó a erradicar esa etiqueta de las agencias y del vocabulario de la industria. Hoy se las considera y se las trata como a modelos, sin necesidad de otro apellido. "La gente quiere referentes más frescos, interesantes y diversos en todos los aspectos", apunta la diseñadora (y modelo) neozelandesa Georgia Pratt. Contactó por primera vez con Tara Lynn en 2011 tras ver sus fotografías en Internet y rápidamente conectaron: a ambas les interesaba la sociología del cuerpo.

Desde luego, a la modelo no se le puede negar el empeño. Es embajadora oficiosa de la etiqueta #loveyourbody (ama tu cuerpo, en español) en Instagram. En un determinado momento de la charla telefónica, hablando de cómo fue crecer en Seattle, desvía su discurso para explicar la importancia de aceptar y ensalzar el físico de cada uno. Considera que su rol en la moda le permite convertirse en un altavoz ideal para difundir este mensaje: "Gracias a mi madre, crecí aceptando diferentes tipos de belleza, aunque no siempre me he sentido cómoda en mi piel. Es muy triste que siempre nos comparemos con imágenes irreales, inalcanzables y retocadas... Debemos recordar que nuestros cuerpos son únicos y, físicamente, suponen nuestra posesión más preciada. Es donde vivimos, aunque a veces queramos cambiarlos”.

A una edad en la que muchas modelos ya están de retirada, Tara Lynn acumula más millas de avión que nunca. En 2012 protagonizó su primer catálogo de baño para H&M ("hace tan solo unas semanas hicimos una nueva campaña", comenta). Ha sido la chica de portada de Elle, Vogue y The Times Magazine. Su agenda ha estado tan apretada que, según sus cálculos, durante 2013 durmió una media de cuatro días al mes en su casa de Nueva York. Ahora ha decidido frenar: "He trabajado sin parar durante ocho años y me apetece mucho descansar y formar una familia". Tara Lynn, desvela, será madre por primera vez en septiembre.