Anoche Selena Gomez volvió a elevar el little black dress al nivel que por historia le corresponde. Lo hizo de la manera más sencilla, la más minimal, pero también la más favorecedora, porque si hay algo que consigue Simon Jacquemus es sacar el mejor partido de la silueta femenina.

La actriz y cantante, enfrascada ahora mismo en el rodaje de la próxima cinta de Woody Allen, acudió ayer a un evento en Los Angeles enfundada en un mini vestido negro firmado por el diseñador francés con tirantes finos y un fruncido lateral que lo hacía aún más especial. A los pies, unas sandalias de tiras finas en el empeine que se elevan sobre el tacón más original de la temporada: una escultura de geometrías diferente en cada uno de los zapatos que capta, en cuanto Gomez se gira y la deja al descubierto, todas las miradas.

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Selena Gomez, de Jacquemus © Getty Images.

El look corrió a cargo de su estilista de cabecera, Kate Young, una de las mujeres que mejor conocen la figura de Selena Gomez y quien ha logrado cambiar radicalmente su estilo en los últimos años. Young (quien también trabaja con otros grandes nombres del star system como Dakota Johnson, Margot Robbie, Michelle Williams o Natalie Portman) ha logrado renovar el armario y la imagen de la cantante poniéndola en el punto de mira de la industria de la moda tanto por sus looks como por su inmensa capacidad de influencia.

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Su último trabajo con Selena Gomez, un mini vestido negro y unas sandalias de tacón de impacto de la colección para el próximo verano de Jacquemus, es una oda a una de las grandes premisas de la moda, esa que dice que, si se sabe cómo, menos siempre puede ser más; que no hay florituras suficientes para mejorar algo que ya es, de por sí, perfecto. ¿O acaso la sencillez de este look –que sube de tono únicamente con un potente ahumado de ojos en negro- no resulta deliciosa?