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La gala del Met que no
Sin duda la imagen pasará a formar parte de la historia de la moda, pero que sea impresionante –que evidentemente lo es– no justifica que tenga que gustar. El abrigo de Rihanna en la gala del Met de 2015 se llevó todos los focos, tantos como "memes"; y se convirtió en la pieza destacada de la fiesta, pero no hay por dónde cogerlo.
El Met que sí
En cambio, este fourreau de Tom Ford en la edición de 2012 no tiene desperdicio. Justo y comedido pero poniendo en valor el cuerpo de infarto de la cantante. Puede que el "menos es más" sea un axioma sobrevalorado y mal considerado en según que ocasiones, pero resulta evidente que en determinados momentos funciona.
Un vestido blanco que no
Vale, el diseñador que firma el vestido es Tom Ford, esa especie de Rey Midas contemporáneo capaz de convertir en oro hasta donde alcance su mano. Pero lo cortés no quita lo valiente. Este vestido no.
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Un vestido blanco que sí
En cambio, con este vestido de Stella McCartney, Rihanna rompe la barrera de la sensualidad: los detalles en la espalda, el encolado de la falta y lo bonito del color blanco sobre su piel. Así sí.
El denim así no
Cierto es que el mundo de la moda debe evolucionar, contar con unas gotas de riesgo, algo de provocación y de experimentación.... Pero este look de Rihanna en denim, no.
El denim así sí
Éste en cambio, sí. Con un mono vaquero y unos simples salones de color negro, la cantante borda un look cómodo y sexy a partes iguales.
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Bustier que no
De nuevo, el riesgo y también el atractivo de las prendas más difíciles para el día a día. Pero este bustier roza (o mejor, ahonda) en lo chabacano.
Bustier que sí
Por contra, éste otro resulta perfecto para abordar la calle con estilo. Es una propuesta atrevida, sí, pero tiene la gracia de un pellizco, no el bochorno de un bofetón, como el anterior.
Rejilla no
Y repetimos cometido. Uno de los mayores aciertos de Rihanna es acercarse a la moda sin pudor alguno, ella parece estar por encima del bien y del mar. Pero algunos looks son una caída en picado desde la estratosfera.
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Rejilla sí
Es más efectivo tomar un tema –como en este caso la rejilla– y envolverlo de glamour, apostando por la mezcla de materiales en el mismo color.
Demasiado camuflaje
En tanto que proporciones, el pecado aquí está en el exceso (de prendas oversize con estampado camuflaje).
El camuflaje como acierto
Et volià, el mismo print se convierte ahora en un valor añadido para el look sexy de Rihanna. Un vestido corto, una sandalia de tacón; y encima una chaqueta camo. Un acertado golpe de efecto.
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Demasiado pijama
La tendencia pijama es difícil y cuesta adaptarla a la calle, esto no es ningún secreto. Pero tomarla demasiado al pie de la letra es garantía de fracaso. Y para muestra un botón.
Pijama en su justa medida
Ahora bien, no cargar tintas y apostar por un bonito estampado como este de Emilio Pucci, supone un riesgo controlado que la cantante salva con estilo.
Estas botas no
Directo de la casa Versace a la percha de Rihanna. En plano y block color, las botas le hacen un flaco favor al abrigo. No, gracias.
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Estas botas sí
Son de Tom Ford y son protagonistas por sí solas. Combinarlas con una camiseta en vez de con un vestido añade fuerza, frescura y energía al look.
Corsé para olvidar
Una imagen vale más que mil palabras, pero lo intentaremos: las cadenas, los pinchos, la piel... En fin, si la idea era guiñarle el ojo al vestuario de Pamela Anderson en Barb Wire, la chica lo consiguió.
Corsé para recordar
El look tiene un toque pin-up que le va perfecto al corsé y a la chica mala de la música pop. Dos por el precio de una. Esto, bien.
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Estos Grammy no
La Alta Costura, ese escenario para las grandes creaciones y el derroche de talento, nos ofrece propuestas tan rotundas como este vestido de talle princesa e infinitas capas de tul de Giambattista Valli. El italiano es un genio de la aguja y un maestro de la belleza y el refinamiento, pero algunas propuestas deberían quedar solo en banco de pruebas.
Estos Grammy sí
¿Para qué más? Ella es guapa, tiene un cuerpo precioso y una piel de color caramelo que luce saludable y atractiva. Sobre una percha así, un vestido rojo como éste de Azzedine Alaïa convierte lo bello en sublime.
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