Miranda Kerr llevaba dos largos meses aguantándose las ganas de enseñar al mundo su vestido de novia; su enlace con uno de los fundadores de Snapchat, Evan Spiegel, tuvo lugar el pasado mayo en su impresionante residencia de Los Angeles y fue una ceremonia de lo más íntima a la que apenas acudieron medio centenar de personas. Eso sí, Miranda no necesitó un evento multitudinario para lucir el vestido de sus sueños. Ella pudo hacer lo que muchas mujeres sueñan en 2017: vestir el Dior de Maria Grazia Chiuri para dar el 'sí, quiero'.

El diseño, del que hasta ahora no se conocía nada, era un vestido inspirado en la boda de Grace Kelly con Rainiero de Mónaco a mediados del siglo pasado. De manga larga y amplia cola, se ajustaba a la silueta de la modelo hasta la cintura, donde se extendía con aires aprincesados. El color elegido fue un blanco roto, sobre el que la cretiva italiana bordó diversos lirios en relieve. ¿El toque final? Una corona floral blanca sobre un recogido pulido de la que salía el velo.

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"No podría haber imaginado un vestido de boda más bonito", comentó Miranda Kerr a la edición norteamericana de Vogue, encargada de publicar por primera vez las imágenes de su gran día. "Me lo he pasado muy bien con la moda. Antes era más alocada, más bohemia en mi estilo, pero en este momento de mi vida, mi estilo es mucho más pulido. Mis principales fuentea de inspiración siempre han sido Grace, Audrey Hepburn y mi abuela, quien a sus 80 años defiende su estilo chic desenfadado", remató.

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Grace Kelly y Rainiero de Mónaco el día de su enlace en 1956. Principal inspiración de Miranda Kerr para su vestido de novia © Getty Images.