Miley Cyrus cumple hoy 23 años -todavía resuenan los ecos del fiestón que montó cuando hizo 22, con pizza gigante a modo de pastel incluida- y se ha desnudado más en los últimos 12 meses que en toda su vida. Su último posado completamente en cueros se lo ha regalado a la revista Candy, editada por el español Luis Venegas, con motivo de su vuelta a los quioscos. Tras su radical metamorfosis al tiempo de la salida al mercado de Bangerz en 2013, todo un éxito en las listas de ventas y su paso definitivo a una madurez quizá demasiado descarada y sexualmente explícita, Cyrus se ha instalado en la contracultura de lo extraordinariamente raro. De lo pasado de vueltas. Y no solamente en relación a su estilo.

La metamorfosis de Miley en 37 imágenes
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Sí: así viste (cuando le da por ponerse ropa, que últimamente no es muy habitual) la nueva Miley Cyrus

A su polémico paso por los MTV Video Music Awards el pasado mes de septiembre- donde le dio tiempo a vestir de Ágatha Ruiz de la Prada mientras se peleaba con Nicki Minaj y hablaba de drogas encendiéndose un porro sobre el escenario- le precede el lanzamiento por sorpresa y de manera completamente gratuita de un álbum independiente y experimental compuesto íntegramente por ella, grabado en su casa, y dedicado a su pez globo Pablow (muerto el pasado febrero) y a su perro Floyd (al que atacaron unos coyotes mientras ella se encontraba fuera del país, dejándole herido de muerte): Her Dead Petz. Algo que empezó casi a modo de broma y acabó dando pie a 23 canciones de pop psicodélico que se han metido a parte de la crítica en el bolsillo y hasta le hasta le ha valido un tour que acaba de inaugurar con un concierto en Chicago. 2015 ha sido el año en el que Miley ha roto con Patrick Schwarzenneger, ha salido del armario, y se echado una novia: ni más ni menos que Stella Maxwell, uno de los últimos ángeles de Victoria's Secret, con la que pasó en actitud cariñosa en la portada del número de agosto de la revista W y con la que presumiblemente ya habría ha roto.

Además, y entre tanto, ha alcanzado casi 32 millones de seguidores en Instagram (gracias, en parte, a todas las fotos en topless que ha ido subiendo y le han ido borrando); ha lanzado una línea de maquillaje; ha dejado de depilarse las axilas; ha hecho toda la apología de la marihuana que ha podido y le han dejado -para muestra: el disfraz de Cenicienta porrera que escogió para Halloween- ; ha adoptado varios perros (incluido el de su ex Chris Hemsworth); ha actuado en la loquísima fiesta de Bar Mitzvah de James Franco; se ha hecho íntima amiga de Caitlyn Jenner, y ha creado una fundación llamada Happy Hippie que lucha en favor de los derechos de los transexuales y le presta ayuda al colectivo sin techo de gays y lesbianas. Una causa que no ha parado de difundir en las redes, lo que le ha valido varios reconocimientos públicos además de menciones en prestigiosas publicaciones como Time. Así que no han sido todo barbaridades ni desnudos innecesarios en editoriales de revistas como Paper o Interview. De hecho, Cyrus ha venido desempeñando una gran labor solidaria a lo largo de todo el año. Una faceta que choca con sus salidas de tono, sus ya inseparables cubre pezones y estilismos plagados de unicornios, maquillajes marcianos, rastas postizas y demás despropósitos brillantes e irisados.

Esta Navidad, aparte de anunciar medias por la tele, Miley aparecerá en el programa especial de Nochebuena que ha preparado Netflix, protagonizado por Bill Murray y dirigido por Sofia Coppola, junto a George Clooney, Michael Cera y Amy Poehler.