En su viaje oficial en solitario a México, Letizia va sobre seguro. Nada ha dejado la Reina a la improvisación (algo normal en ella) y mucho menos a la sorpresa. Por eso, en su maleta mexicana hay poca novedad y mucho reciclaje. Si en su encuentro oficial con Enrique Peña Nieto ya lo hizo con un mono de Felipe Varela de su fondo de armario, lo ha vuelto a hacer durante la Cumbre de Líderes Mundiales contra el Cáncer.
Letizia, que de siempre gustó del rojo en todas sus variantes, ha acudido a este encuentro para pronunciar un discurso sobre la importancia de la investigación. Para el acto, la Reina ha elegido otro de los modelos de su fiel Felipe Varela que nada tiene de nuevo y que ya en su momento, durante su viaje oficial a Tokio, en abril, fue tachado de demasiado clásico por los críticos de moda.
Se trata de un vestido de terciopelo burdeos con escote halter, botonadura delantera y lazo, combinado con un abrigo rojo y bolso y zapatos (de Lodi) al tono. Durante su viaje a Japón, Letizia llevó con este conjunto unos pendientes de la reina Sofía de rubíes y brillantes. Sin embargo, en México ha optado por una pieza más discreta de su joyero personal y se ha soltado la melena.