Sí, adoras a Jean-Paul Gaultier y tal vez sea por estas 10 razones
Leva toda una vida arrastrando el sambenito del 'enfant terrible', pero es que este genio francés de la costura con cara de sátiro ha dado pábulo al asunto. Tras 40 años de carrera, Gaultier ha cerrado filas y sólo entrega colecciones de Alta Costura al año.
Gaultier ha conseguido lo que pocos, porque vale que un ducho en la materia sepa que su colección de Alta Costura para la primavera de 2007 fue un punto y aparte y por ello se la conoce de pe a pa, con tanta virgen y tanto arrobo; o vale también que un esteta avezado atisbe el mix de estampado camuflaje y detalles en dorado y reconozca el sello Jean-Paul Gaultier a la legua. Pero después llega alguien no tan versado en estas lides y ante un conjunto de kilt escocés con camiseta de rayas marineras sabe señalar al diseñador francés, e incluso más: cuando alguien rociado de Le Mâle adelanta por la calle y deja la estela de perfume a su paso, rápidamente vienen a la cabeza continente y contenido, el frasco del cuerpecito masculino y un aroma embriagador que lo ha convertido en uno de los best-sellers en la historia de la perfumería. Así es Jean-Paul Gaultier, un diseñador que deja huella; le pese a quien le pese.
Jean-Pault Gaultier no tuvo jamás vocación (ni formación) de diseñador, pero sí de dibujante; por lo que se abocaba sin descanso a la producción de figurines. A los 18, y después de haber mandado a diferentes casas pruebas de sus dotes con el lápiz y el papel entró en Pierre Cardin, después en Jacques Esterel y de ahí a Jean Patou. Hasta que se lanzo en solitario en 1976, con su primera colección. Y ya dejó entrever de qué iba su universo: marineros, hombres con falda, y una silueta de hombros acerados y cintura mínima en trajes de raya diplomática para la mujer. Rápidamente sedujo a todo aquel llamado a las filas de la contracultura y fue sentenciado de por vida con el mote del enfant terrible. Entre sus primero acólitos se encontró ella: Madonna, la reina del pop. Tan capaz y tan atrevida como él, Madonna no se amilanó ante las ideas de Jean-Paul y lo mismo se subió a su pasarela mostrando los senos o paseando un buchón maltés en un carrito de bebé que se embutió en un corsé de pecho cónico y quedó inmortalizada en el imaginario colectivo junto al apellido Gaultier.
Por aquello de seguir un orden cronológico en la exposición de los hechos habría que empezar en 1993, cuando lanzó al mercado Classique. Le seguiría dos años después Le Mâle, el zambombazo olfativo del siglo; y dos años después se abriría la línea Gauliter París, bajo la cual ha ido presentado la Alta Costura. Entrados ya en el nuevo siglo, la mítica casa francesa Hermès fichó a Gaultier como director artístico en 2003; y en el cargo estuvo hasta 2010. Mientras, el escuadrón de herederos Dumas empezó invirtiendo en la firma de Gaultier con un 30% pero en vistas de que el resultado era próspero aumentó la participación, y se saldó con un 45%. Ahora es propiedad de la casa catalana de perfumes Puig, y desde 2014 está centrada sólo en la confección de Alta Costura, «porque los plazos de entrega y los compromisos con el calendario estaban ahogando la creatividad» afirmó Jean Paul. Es cierto que se ha ganado a pulso la posibilidad de trabajar sólo en la Alta Costura, y disfrutar. Pero también es cierto que no es difícil imaginárselo con una risita pícara haciendo únicamente lo que quiere, y disfrutando de ello, mientras el mundo de la moda se afana por tener lista y poder colocar la enésima colección de diseñador que no le llega ni la suela de la bota –militar– en provocación o irreverencia a cualquiera de las suyas.
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