Harper's BAZAAR participa en varios programas de afiliación de marketing, lo que significa que Harper's BAZAAR recibe comisiones de las compras hechas a través de los links a sitios de los vendedores.
¡Ave, Gisele! El estilo de la modelo mejor pagada del mundo
Gisele Bündchen sigue siendo la modelo mejor pagada, la más querida y la más famosa de nuestro tiempo. Un filón que no se agota y que recordamos hoy con motivo de su cumpleaños. Un look por cada vela.
Con ella volvió la fiesta dentro y fuera de la pasarela. Adiós a los años macilentos, oscuros y funestos del grunge y su heroin chic. Sus zancadas infinitas agitando unos cuádriceps torneados, su melena salvaje y su busto rebosante mandaron al traste a las modelos famélicas con abulia crónica. Gisele Bündchen llegó para quedarse, y de paso para sentar nuevas bases estéticas. La vitalidad era un valor a principios de 2000 y ella de eso andaba (y anda) rebosante, por lo que su despegue fue prometedor. Su energía y su desparpajo la asentaron como la modelo it de su tiempo, y su carácter bondadoso, saludable y comprometido, la han convertido en toda una gurú del estilo de vida.
Aunque no siempre fue así, desde luego no en el inicio. Gisele Bündchen fue descubierta en unos grandes almacenes cuando tenía 14 años, y enseguida cambió su Horizontina natal por una vida frenética alrededor del globo, pero su físico costó de encajar en la industria. Aquel cuerpo brasileño –como nacido para vivir constantemente dentro de un bikini– no terminaba de ser un reclamo; tampoco su nariz ni su sonrisa demasiado dentada. Pero a una chica acostumbrada a cierto bullying desde sus días del colegio (cuando no por flaca por demasiado alta) aquello ni iba a inmutarla, y mucho menos amargarla. Y ahí va una de las primeras claves de su éxito: por encima de todo está su carácter. De él se desprende una energía magnética y contagiosa ya sea una entrevista, ya una sesión de fotos o una pasarela. Gisele Bündchen es un torrente de actividad, y allá por donde pasa lo esparce.
Nacida en el seno de una familia de clase obrera, la moda no era un futuro realista (ni siquiera posible) para una chica de su entorno. Pero con un sentido de la honradez y de la disciplina muy desarrollado, estaba claro que Gisele no iba a volver a casa con las manos vacías una vez habían confiado en ella. Trabajó a destajo, primero para ganarse el respeto de grandes fotógrafos como Mario Testino o Patrick Demarchelier –uno la retrató para Missoni en su primera campaña, y otro para una sesión de Harper's Bazaar en las playas de Saint Barth–, y después el cariño de toda la industria. Llegaron los contratos con las firmas, y las sesiones con los grandes de la imagen. Tanto, que acaba de salir publicado un libro (no uno cualquiera, sino un coffee-table book, a razón de 450 £) con lo mejor de la carrera de Gisele. Una carrera que según Forbes está valorada en (aproximadamente) 300 millones de dólares.
Es madre de dos hijos junto a su marido Tom Brady. Vive entre NYC y Boston y un 80% de su ingesta diaria la componen verduras (según su chef Allan Campbell, en Us Weekly). Tiene tres perros de adopción y una línea de calzado llamada Ipanema Gisele Bündchen –de la que extrae fondos para avalar causas medioambientales como el proyecto Agua Limpia–. Tiene una hermana gemela (Patricia), practica yoga cada mañana y mantiene jugosos contratos con Pantene, UnderArmour o Colcci, etc. Acaba de abandonar la pasarela, pero no la moda. Sigue siendo la modelo mejor pagada, y aunque reconoce que le irrita la fama, porque generar expectación es extraño y todo el mundo acaba teniendo una opinión (por supuesto que los haters también), ella ha sabido desdoblarse en persona y en modelo. Y una y otra poco tienen que ver, porque como afirma en un artículo del pasado mayo en The New York Times, sabe perfectamente que la bondad y la belleza interior no son precisamente los valores que destacan de ella quienes ven solo su trabajo; pero desde luego ella tiene otra opinión sobre sí misma, sobre la Gisele que no posa, la que sigue soñando con ser de mayor una Jane Goodall de pies descalzos. Quién sabe, queda mucha vida por delante; pero por lo pronto: ¡Felices 36, Gisele!
VER VÍDEO
El álbum más personal (y duro) de Taylor Swift
El vestido bicolor de Lady Di por 16 euros
Uma Thurman acierta con cinturón ancho
Así es el vestido de invitada ideal de Tamara