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10 claves de Prada: todo lo que tienes que saber de tu firma italiana favorita
Miuccia Prada llegó a principios de los ochenta a la casa de bolsos y complementos que fundó su abuelo y, en apenas dos años, consiguió su primer éxito planetario: el lanzamiento de las mochilas negras de nylon se convirtió en todo un zambombazo económico. Desde entonces, solapado a veces con el arte, su mensaje ha mezclado tendencias antagónicas y se ha convertido en el más deseado (y uno de los más copiados) de toda la industria.
Prada or nada, sentenciaba un hashtag que se hizo popular en redes. Quizá la almohadilla encerraba, sin saberlo, el alfa y omega de la firma. ¿Lo contrario de nada? Todo, exactamente lo que da sentido a Prada: una firma capaz de conjugar como nadie más el batiburrillo de ideas más dispares, antagónicas y opuestas, llegando al meollo y convirtiendo en bello lo que es feo. Quizá sea arte la virtud que atesora la señora Miuccia y el modus operandi que aplica en la casa. Quizá por esto también le ha dedicado tanto esfuerzo: a ella el arte le sirve en tanto que laboratorio de ideas. Prada va por libre y a su aire, empeñada en no hacer lo que hacen todos. Abrió al mundo su fundación en Milán en 2015 con la intención de albergar dentro de ese fantástico contenedor que fue una destilería y que ha transformado Rem Koolhaas, lo mejor de su colección personal además de convertirlo en un faro de luz para el arte contemporáneo.
Después de estudiar ciencias políticas y de atreverse con el mimo, Miuccia Prada tomó el control de Prada Fratelli –la empresa de marroquinería que fundó su abuelo– en 1978. En 1984 llegaron las mochilas y con ellas el dinero. Poco después, en 1987 y con Fabrizio Bertelli, el matrimonio y un CEO. Y en 1988 llegó la moda, y con ella el éxito. A Prada no le gustaba la moda del momento por demasiado exuberante, pero su estilo tampoco gustaba a los más vanguardistas por demasiado clásico. Así que encontró un nicho de mercado y desde ahí fue abriéndose hueco. Hoy es una empresa billonaria y la casa más copiada dentro del sector, que emprende ahora su carrera a la conquista del e-commerce y del arte online con el Prada 365. ¡Ave Prada (en clave 2.0)!
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