Hace quince años fue una rubia muy legal, que buscaba el amor de su vida contoneándose con vestidos rosas y un adorable caniche. Por aquel entonces Reese Witherspoon era la perfecta encarnación de la americana guapa que aspiraba al éxito a través de un buen matrimonio. En 2015, da vida a un alma salvaje que decide caminar más de mil kilómetros para (como en una especie de come, reza, ama) curarse a si misma tras un divorcio, el fallecimiento de su madre y años de conducta errática. Casualmente, este insospechado giro del guion ha posicionado a la actriz como una de las voces más solventes de la campaña #askhermore (en español: pregúntele más). En la alfombra roja previa a la gala de los Oscars explicó su actitud a la presentadora de Good Moring America, Robin Roberts: "Es un movimiento para reivindicar que somos algo más que nuestros vestidos. Son bellos, y amamos a los artistas que los han hecho, pero los periodistas deberían centrarse en algo más que la moda".

"Es difícil ser una mujer en Hollywood, o en cualquier otra industria", añadía la actriz. Y apuntaba: hay 44 nominadas este año, y todas quieren hablar del trabajo que han hecho. Por si quedaban dudas, horas antes de esta arenga, publicaba en su cuenta de Instagram preguntas que podrían resultar interesantes: "¿Cual es el mayor riesgo que has tomado y ha dado sus frutos? ¿En qué sentido pueden los personajes y los cineastas cambiar el mundo? Si pudieras ser cualquier personaje de cualquier película, ¿Cual elegirías?". Pocos tomaron nota de sus sugerencias. A Julianne Moore la interrogaron sobre si era cierto eso de que estaba deseando irse a casa tras acabar un rodaje para estar con sus niños y sus perros malcriados. Kerry Washington tuvo que responder si aún se ponía nerviosa al pisar una alfombra roja. Y Naomi Watts acabó narrando cómo hacer una frittata.

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El proyecto del que Witherspoon se ha convertido en estandarte durante los Oscars, cuyo objetivo es dar mayor visibilidad a la mujer que la que puede proporcionar una simple mani cam, nació hace un año a través de The Representation Project. La comunidad digital de la comediante Amy Poehler, Amy's Smart Girls, rápidamente tomó el relevo y es la que ha logrado que la etiqueta #askhermore se convierta en trending topic entre los tuiteros estadounidenses durante la temporada de premios. Shonda Rhimes (creadora de series de éxito como Anatomía de Grey y Scandal) tuiteaba en los Oscars: "Dejad de preguntarle a las mujeres sobre lo que llevan para cubrir los contenedores en los que llevan sus cerebros". Más de 1.500 personas compartieron ese pensamiento a través de las redes sociales. Más o menos los mismos que se hicieron eco del siguiente comentario de la actriz Lena Dunham: "Preguntadles sobre las causas que apoyan, no sobre sus prendas de apoyo". Incluso Hillary Clinton puso su granito de arena compartiendo (más escueto, pero no menos efectivo): #askhermore.

Como primera medida, el canal E! ha retirado la cámara que en la alfombra tomaba primeros planos de la manicura de las actrices. En los premios SAG (celebrados el pasado mes de enero) estrellas como Jennifer Aniston, Julianne Moore y la propia Reese Witherspoon se negaron a compartir con el público el tono de sus lacas de uñas. Lo que parecía una revinidicación menor, ha devenido en uno de los temas de la noche. Y en una reflexión para el futuro de (según qué partes) de la parafernalia que rodea a la industria cinematográfica.