En una habitación del ecléctico hotel Standard de Londres, Carlo Giordanetti, Director Creativo y CEO del Swatch Art Peace Hotel, me recibe con una sonrisa. "¡Qué pañuelo tan bonito!", exclama rompiendo el hielo. Respondo con una sonrisa cómplice, y confieso que el día anterior, durante la presentación de la nueva colección de Swatch x Tate Gallery, yo también me fijé en el suyo, un pañuelo muy especial diseñado por una de las artistas de la residencia multidisciplinar que dirige en Shanghái. "Mi historia de amor con Swatch comenzó hace mucho tiempo, realmente fue con el primero que tuve, mucho antes de empezar a trabajar para la marca", comenta. Dice que, por alguna razón, el objeto en sí y la filosofía que hay detrás, eran algo "muy suyo". La idea de tener un producto que fuese clásico en cierto modo en su forma, pero a la vez con infinitas declinaciones, un sinfín de variaciones y siempre dentro de un lenguaje reconocible, le fascinaba.

La identidad de la marca es muy clara: por un lado, está la excelencia de la manufactura suiza como un pilar muy importante y base de todas las innovaciones que forman parte de ella. "La firma siempre ha estado trabajando con eso en mente porque somos una empresa fabricante, nuestro oxígeno es la innovación, lo que yo llamo los factores del corazón", concede. Y luego, por supuesto, está "el alma de Swatch. Es provocativa, mantiene la tensión, creo que eso es lo que lo hace interesante. Cuando juntas estos dos elementos, surge la idea de trabajar con artistas y traer el arte a la marca". Es casi una simbiosis natural, porque al final, como nos comenta el creativo, "los artistas son personas que viven su vida buscando desarrollar sus propios lenguajes. En ese sentido creo que Swatch se define muy bien por la frase francesa ‘Objet d'art’: es un objeto, sí; es un accesorio, sí; tiene una función, sí; pero, al mismo tiempo, si se hace bien el trabajo, también tiene una dimensión como pieza artística, que naturalmente fluye hacia el concepto de ser un artículo de coleccionista. Es interesante porque venimos de un mundo muy funcional, pero luego, debido a que tenemos esa intuición, ofrecemos esto como una forma de expresión de los artistas. Es una gran trasferencia en cierto modo", afirma Giordanetti.

En este nuevo periodo del famoso Swatch Art Journey, una iniciativa que nace el 2018 que tiene como objetivo democratizar el arte y acercarlo a las nuevas generaciones, dan paso a la ciudad de Londres. Tras varias colaboraciones con grandes instituciones como el museo MoMA, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, el Louvre o el Centre Pompidou, se embarcaron en una nueva –y muy especial– aventura con Tate Gallery: siete relojes con las obras de importantes artistas como Matisse, Joan Miró, J. M. W. Turner, Marc Chagall, Fernand Léger, Wilhelmina, Barns-Graham y Louise Bourgeois.

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Cortesía de la firma

Mayo en Harper's Bazaar España es el número de las Mujeres en el arte, una oda a las artistas de todos los tiempos. Si tuvieras que diseñar una nueva colección dedicada a una mujer artista, ¿en quién pensarías?

Esta es una pregunta muy interesante, porque hoy por supuesto las artistas son parte del panorama, pero hubo un tiempo en el mundo del arte en el que no eran tenidas en cuenta, por lo que sería muy interesante redescubrir tal vez a una artista del pasado en una forma Swatch, como Artemisia Gentileschi. Ella generó un gran cambio en el mundo de las artes. Me encantaría ver un diálogo entre ella y una artista contemporánea como Tracey Emin.

¿Cómo describirías la relación entre arte, moda y relojería?

Fuimos uno de los primeros en tener la intuición de crear un reloj como un accesorio que hable de tu estilo, que al final es lo que hace la moda. Muchas marcas han estado trabajando con artistas y trayéndolos a su lenguaje, así que creo que Swatch ha sido pionero en ese campo. Creo que es interesante porque, dependiendo del posicionamiento de la marca en el mercado –ya sea una marca de lujo o una marca más asequible como lo somos nosotros–, miras la relación con los artistas de una manera muy diferente. Considero que hacemos un trabajo fantástico porque estamos difundiendo nuestro mensaje a un número muy amplio de personas, mientras ves que otras marcas están haciendo lo mismo que haría una galería de arte sofisticada: ediciones muy limitadas, a un precio muy alto. Por lo que creo que hay un lugar para los dos, con diferentes misiones. Yo siempre digo que lo bonito de este proyecto es que, si coges el autobús o el metro el lunes por la mañana para ir a la oficina y ves a alguien con un Chagall o un Matisse en la muñeca, Swatch habrá cumplido su objetivo de traer esas pinturas a la vida de una persona y a su día a día. Esa es la belleza de este mensaje.

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Cortesía de la firma
Reloj inspirado en la obra de J. M. W. Turner ‘Scarlet Sunset’, en la experiencia inmersiva realizada con motivo de la presentación.

Swatch Art Peace Hotel en Shanghái es un proyecto muy interesante que acoge a artistas internacionales. ¿Cómo surgió esta iniciativa? ¿Por qué es importante para una firma como esta descubrir nuevos talentos?

En su origen, este proyecto tenía dos misiones: de alguna manera, retribuir en palabras de las artes-, ofrecer algo a cambio; y, al mismo tiempo, mostrar al mercado chino que Swatch era más que un simple reloj, que era una marca interesada en las artes. Lo que es único del proyecto es que los artistas seleccionados no trabajan para nosotros. Es más bien un observatorio de lo que está sucediendo en el mundo del arte contemporáneo. Lo más importante es que provienen de disciplinas, mercados, generaciones y países diferentes, por lo que, en cierto modo, se convierte en una fusión de expresiones con mucha variedad. Toda esa creatividad nos inspira en algunos proyectos. A veces colaboramos con ellos, no muy a menudo porque no es el objetivo, pero cuando tenemos la oportunidad de seleccionar algunos perfiles y llevarlos a algún lugar del mundo, es muy gratificante.

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Cortesía de la firma
Reloj inspirado en la obra de Wilhelmina Barns- Graham ‘Orange and Red on Pink’, en la experiencia inmersiva realizada con motivo de la presentación.

Swatch ha hecho colaboraciones muy especiales a través de la iniciativa Swatch Art Journey en todo el mundo desde 2018. ¿Por qué la Tate Gallery de Londres ha sido la candidata ideal este año? ¿Cómo se seleccionan los museos y destinos, y cuánto tiempo lleva completar el proyecto?

Un proyecto dura aproximadamente dos años porque cuanto más grande es el museo, más complicado es el proceso. La razón o el criterio para elegir el museo se basa en cierto modo en su posicionamiento, es decir, en qué tipo de marca son. En ese sentido, Tate era el candidato perfecto. En primer lugar, porque nunca hemos estado en el Reino Unido, es un mercado muy activo y Londres también lo es. Por un lado, un país de tradiciones y, por el otro, probablemente uno de los más interesantes en términos de innovación, movimientos culturales, moda, arte, música... Su contraste es perfecto. Del museo, nos encantó, además de su visión, las idea de que se debe difundir el mensaje sobre lo importante que es el arte para hacerlo asequible a las personas y acercarlo a las generaciones más jóvenes.

¿Cuál es el procedimiento que se ha de seguir a la hora de seleccionar cada pintura y por qué se escogieron las opciones finales?

El proceso de selección es algo que hacemos con el museo, tenemos una ‘wishlist’, como cuando vas de compras. El museo también tiene la suya, ya que saben de primera mano qué pinturas son las más icónicas. Matisse es un muy buen ejemplo, saben que todo el mundo que va a la Tate Modern va a ver el Matisse; ya sea por el tamaño, por el color, por la técnica… Por otro lado, ambas partes estábamos muy interesados en que hubiese mujeres artistas en la colección. Solemos necesitar nombres que sean reconocibles, con estilo, con lenguajes del color que reflejen a Swatch. Como marca, tendemos a buscar mensajes positivos, es un ejercicio muy creativo. En definitiva, con esta colección estamos muy contentos, es muy equilibrada y me encanta el hecho de que tenga también un lado más abstracto, más figurativo.