Creatividad, diseño, arquitectura y nuevas tecnologías. Sobre estas cuatro bases fundamentales se organizan las empresas destinadas a triunfar en el presente (sí, dejemos de hablar de futuro porque está pasando). Basta de caras largas en la oficina. Sin un empleado feliz, difícilmente se logrará aumentar la productividad, el rendimiento y, consecuentemente, los buenos resultados en una empresa. Ha llegado la hora de la revolución y, como todo cambio, da miedo, pero para eso hay profesionales encargados de dar forma a ese universo laboral mejor.

"A través de lo que llamamos company experience (la experiencia empresarial) trabajamos para la transformación hacia el éxito en diferentes compañías dirigiéndonos no solo al cliente como empresa, si no a sus trabajadores que, al fin y al cabo, son los que hacen que ésta tenga mejores rendimientos. Gestionamos desde ellos el cambio, trabajamos en los espacios, la tecnología, los procesos y en la cultura de la compañía y esto mediante horarios más flexibles, haciendo que se cuantifiquen objetivos y no horas, que se colabore entre los departamentos o que se reduzcan símbolos de estatus como los despachos y todo ello siempre a través de la cultura".

El objetivo principal de BICG (The Business Innovation Colsulting Group) es la innovación en las formas de trabajo. Han participado en más de 100 proyectos, están presentes en más de 20 países alrededor del mundo, han codiseñado más de 4 millones de metros cuadrados y han logrado un impacto positivo en más de 500.000 trabajadores.

No se trata del futuro, se trata de las necesidades del presente. Es nada más y nada menos que caminar, tal y como ya lo hizo Google hace años marcando un punto de inflexión en este sentido con sedes en pro del bienestar del trabajador, hacia la creación de espacios de trabajo en los que las personas se encuentren casi como una segunda casa para que así el rendimiento, como está probado, sea mayor.

"Estos cambios están sucediendo por la infelicidad generalizada de la gente en los trabajos", explica Iñaki Lozano desde BIGC. "Hay que repensar esto unido al sistema productivo que ha cambiado mucho con la introducción de internet, móviles para todo, el tele trabajo (desde casa)…".

Y volvemos a Google, cómo no. Los empleados de cualquiera de sus sedes del mundo no solo se contentan con salas de masajes, videojuegos, césped artificial para jugar al golf , toboganes, construcciones de LEGO o paredes para escalar y deliciosos snacks gratis a cualquier hora (que ya quisiera cualquier máquina de vending típica de la mayoría de las empresas españolas), entre otras facilidades, si no que también poseen un 20% de su tiempo para dedicarlo a sus propios proyectos así como otro 10% de descanso en sus horas de oficina.

Y lo cierto es que a la vista está si funciona. En febrero del 2016, Google se convirtió en la empresa más valiosa del mundo por delante de Apple. Sus beneficios se situaron por encima de los 200.000 millones de euros. Pero este gigante no es el único.

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Oficinas BBVA en Madrid

"Muchas veces nos contratan directamente, otras es por el boca a boca, también hay quien se basa en el ejemplo de éxito visto en otras compañías…" Y, así, para BICG los proyectos crecen y crecen albergando grandes logros como la transformación de Cepsa en Madrid, el área de innovación del Banco Santander en su ciudad de Boadilla del Monte (Madrid), diversas áreas de Telefónica en Madrid y Barcelona, el BBVA en Madrid, Commerzbank en Frankfurt y Philips en Eindhoven (Alemania), entre otros.

Por supuesto, el saber adaptarse a las necesidades de cada empresa es esencial y en BICG poseen trabajadores de muy diverso perfil para llevar a cabo la gestión y más de 300 investigadores de formas de trabajo por todo el mundo.

Una vez en materia, realizan un análisis profundo de cada cliente a través de entrevistas, talleres… "Y con la ayuda de software que analiza otras variables en la empresa, esto permite conocer cómo es la organización y cómo se trabaja en ella hoy en día y cómo debería ser en el futuro para obtener mejores resultados (eficiencia, motivación, productividad, orgullo de pertenencia a la compañía…). Y a partir de ahí, se plantean diversas acciones para llegar a ese futuro con toda la rapidez y de la manera más ilusionante para las personas. Este cambio se realiza con la ayuda de los propios profesionales de la compañía mediante su participación activa en los cambios", matiza Iñaki.

El mundo de la moda tampoco se escapa de estos nuevos modelos imperantes. La transformación de la española Desigual está entre otro de los logros más importantes de BICG.

En el 2013 inauguraba su sede mundial en Barcelona, obra de Ricardo Bofill, concretamente en la playa de La Barceloneta. El edificio, que más parece un gran y agradable hotel con ventanales al mar, es el segundo más largo de la ciudad condal por detrás del centro comercial Illa Diagonal.

Seis plantas de 4.000 metros cuadrados cada una que albergan los departamentos de diseño, producto, marketing, recursos humanos, retail, aprovisionamiento y taller de confección.

De estilo mediterráneo y aire relajado que se respira nada más traspasar su gran entrada, destaca por su ambiente armonioso con agradables sofás, varias cafeterías y rincones chill out así como la opción de trabajar cada uno donde considere a lo largo y ancho de la oficina con su portátil. Factores que literalmente hacen que uno quiera quedarse a vivir allí.

"No hay otra opción ya que hay que adecuarse a los tiempos. Podemos ser resistentes al cambio, como siempre suele suceder, pero es un proceso que va a una velocidad de vértigo. Cuanto antes lo hagan, antes obtendrán beneficios en productividad, motivación, eficiencia, innovación, liderazgo, atracción de talento… Y lo más importante: adelantar a su competencia o al menos, no quedarse atrás como referente de empresa innovadora y preocupada por sus profesionales y sus clientes", concluye Iñaki desde BICG.