Trucos para visitar Australia sin morir (ni arruinarse) en el intento

Siendo como es un continente, el clima de Australia no es nada homogéneo. Las regiones con clima Mediterráneo sí siguen las estaciones como en el sur de Europa (especialmente Sídney y Perth, con temperaturas calurosas en verano y muy suaves en primavera y principios de otoño). Melbourne y Adelaida son algo más frías, salvo en los picos del verano, donde la primera supera fácilmente lo 40 ºC. En Adelaida, el estar frente al mar, incluso resguardados por la bahía, hace bajar la temperatura. En el caso de la Costa Dorada es lo contrario, pues es un clima tropical, y lo mejor es ir en invierno, cuando la humedad da una tregua y sudaremos menos. Si visitamos varias zonas, en la maleta habrá que incluir ropa de entretiempo. Foto: Tourism and Events Queensland

No hay que plantearse un viaje a Australia tomando todo el país como referencia. No podemos olvidar que se trata de todo un continente y las distancias son gigantescas, con vuelos internos de más de tres horas y cuatro husos horarios. Lo mejor es centrarse en una zona y ver todas las posibilidades, especialmente si, como en el caso de Brisbane y la Costa Dorada, lo mejor que podemos hacer es alquilar un coche para recorrerla a nuestro gusto. Si nos queremos centrar en las grandes ciudades, nos podemos ahorrar las cuatro ruedas y coger autobuses para visitar lugares cercanos. Combinaciones inteligentes: Sídney y Melbourne, Melbourne y Adelaida, Sídney y Brisbane-Costa Dorada, Perth en exclusiva (está demasiado lejos del resto de ciudades importantes).

Damos por hecho que viajamos con seguro y con asistencia en carretera, pero no solo nos debe preocupar un accidente. Las distancias en coche son bastante largas y no tendremos la oportunidad de encontrar muchas ciudades de medio tamaño en nuestro camino (especialmente si decidimos adentrarnos por las zonas poco pobladas). Lo mejor que podremos hacer es emular la Operación Paso del Estrecho y llenar nuestro coche de comida, agua, una manta... tener claro dónde están las gasolineras y si hace falta un bidón extra... ¡Realmente estaremos en medio de la nada y en territorios donde una decena de animales nos pueden matar de un mordisco o una picadura! No es para tomárselo en broma.

Es el icono de Australia y bien merecido, en tanto que no hay nada igual en el planeta, pero el edificio de la Ópera de Sídney corre el riesgo de convertirse en la primera gran decepción del viaje si no sabemos desde dónde admirarlo. En este caso, cuanto más lejos, mejor, y es que es el marco excepcional del puerto lo que hace de la Ópera un lugar tan especial (y mucho mejor de día o al atardecer, pues de noche no siempre está bien iluminado). El mejor lugar es Mrs. Macquarie's Chair, sin duda. El paseo desde allí hasta los pies del edificio (una media hora) es exquisito. Una vez frente a la Ópera será difícil encontrar ángulos para las fotos y nos daremos cuenta de que son tres edificios, en vez de uno.

Las opciones de hacer un interrail en Australia a base de vuelos internos es bastante reducida y no fácil de adquirir, por lo que lo más sencillo sigue siendo la compra de billetes baratos. El mejor consejo para ahorrar en tasas de aeropuerto y extras es el de hacer una reserva combinada que incluya todos los saltos entre ciudades, además de los cargos por facturación de maleta. Las aerolíneas de bajo coste en el país siguen el estilo de las del Sudeste Asiático, por lo que solo se permite un bulto de 7 kilos como equipaje de mano, así que habrá que facturar siempre. En la reserva combinada tendremos que estar atentos a que siempre se ha incluido la maleta facturada (el ahorro comparado con comprar los vuelos de forma separada puede ser de hasta el 35%).

Si vamos a visitar Sídney o Melbourne, cuanto antes nos hagamos con sus tarjetas de transporte público, mejor, ya que la diferencia con el precio de un viaje sencillo es abismal. En el caso de Melbourne se puede adquirir una tarjeta Myki en el propio aeropuerto para toda una semana (o cargarla con dinero, del que solo se cobra un máximo diario), aunque no nos valdrá para el autobús hasta el centro. Eso sí, si tenemos el hotel en el centro urbano, lo que ellos llaman 'la City', nos la podremos ahorrar porque iremos a todos los sitios andando tranquilamente. En el caso de Sídney, las distancias son muchísimo mayores entre un lugar turístico y otro, por lo que compensa la Opal Card desde el primer minuto (máxime si tenemos en cuenta que nos vale para ir del aeropuerto al centro y viceversa).

El alquiler de bicicletas es en prácticamente todas las ciudades el método más barato para moverse y, además, el más rápido. En Brisbane es una pasada, en tanto que solo tienes que pagar 2 dólares (1,30 €) al día por el uso de bicicletas públicas. Estas se encuentran por toda la ciudad (una app nos permite saber dónde están las decenas de aparcamientos) y basta con utilizarlas en tramos de menos de 30 minutos para que no nos cobren ni un céntimo de más. En el caso de Melbourne son compañías privadas como Gobike. Al ser ciudades relativamente poco elevadas no hay que tener miedo a las cuestas 'rompe-piernas' y podremos disfrutar de paseos en zonas por las que es imposible llegar o transitar en coche.

El canguro es el símbolo de Australia y pocos se imaginan lo realmente grandes que son, especialmente los de raza rojiza. Los grises de la zona oriental del país también nos sacan una cabeza y, sí, son muy majos... pero de lejos. No hay que olvidar que son animales peligrosos y con malas pulgas, que no dudan en pegar puñetazos si se ven en peligro (y mejor no queramos saber lo que hay dentro de la bolsa cuando no se ve a una cría en ella). No hay que perder la oportunidad de comer carne de canguro, en filetes (algo seca) o en hamburguesa (la opción más sabrosa), a la venta en supermercados si no queremos ir a un restaurante y muchas veces más barata que la ternera. Con los koalas, que no se comen, pasa lo mismo: son animales huraños, hay que dejarlos en paz y más si tenemos en cuenta que estos últimos nos pueden transmitir enfermedades fácilmente de un zarpazo.

Si vamos buscando un lugar barato y no nos gustan los hostales donde compartiremos dormitorio con siete desconocidos, las opciones en Australia son escasas. Según qué ciudades, la opción de hospedarse en una casa de huéspedes (bien Airbnb u otra plataforma similar) es a veces más cara que la de un hotel y, en otras, el precio que nos ahorramos no compensa el coste del transporte público diario desde el barrio residencial de las afueras hasta el centro. Tocará sacar la calculadora y echar cuentas, pues hay hoteles (que en España serían hostales) en las plantas superiores de algunos pubs a mejor precio comparado (sobre todo en Sídney). Por cierto, el concepto español de limpieza es mucho más elevado y exquisito que el anglosajón, y en Australia son anglosajones...

Es curioso que la marca que muchos asocian a Australia en materia de cerveza no sea la que allí se bebe (es muy raro ver una lata incluso). Del mismo modo, hay marcas internacionales que allí han cambiado su nombre (Smith's son las patatas Lay's y Hungry Jack's es Burger King, entre otros). Y ya que hablamos de hamburguesas, en muchos lugares las suelen servir con rodajas de remolacha, incluso sin mencionarlo en el menú, como ocurre con la lechuga o la cebolla. Si no nos gusta, mejor preguntar antes para que no nos la pongan. Por cierto, en algunos restaurantes es posible ir con nuestra propia botella de vino y solo pagar por la comida y el descorche (el método BYO, que está bastante extendido).