"A fin de cuentas, lo que podríamos llamar contagio de viaje, es en el fondo una enfermedad incurable” recogió Ryszard Kapuscinski en su libro Viajes Con Herodoto publicado en el 2008. Sin lugar a dudas, viajar nos produce unas emociones y sentimientos únicos que son imposibles de experimentar si te quedas en el sofá de casa. Pero hay destinos concretos donde se ha presenciado un conjunto de síntomas entre los turistas que poco tienen que ver con el síndrome postvacacional.

Lo curioso de estos síndromes es que comienzan a manifestarse durante el viaje y no cuando el mismo ya ha finalizado. Por lo tanto prepárate, porque si en tu próxima escapada has decidido acudir hasta alguno de estos destinos, puede que te dejes llevar y te invadan emociones desconocidas parta ti. Aún así, el viaje merecerá la pena.

Síndrome de Stendhal:

También denominado Síndrome de Florencia, su origen se remonta al 1817 cuando el autor francés Stendhal, seudónimo de Henri-Marie Beyle, visitó la basílica de la Santa Croce. "Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme", recogió en su libro Nápoles y Florencia: un viaje de Milán a Reggio.

No fue hasta 1979 cuando la psiquiatra florentina Graziella Magherini acuñó este síndrome al haber documentado más de 100 casos similares tanto en turistas como lugareños que experimentaban palpitaciones, vértigo, confusión, temblores, tristeza e incluso alucinaciones cuando visitaban la cuna del Renacimiento. Esto ocurría en especial en la Galeria de los Uffizi, que contiene una de las más antiguas y reconocidas colecciones de arte de todo el mundo; donde se encuentran la famosa Primavera y el nacimiento de Venus de Botticelli. Para sufrir el Síndrome de Stendhal no hace falta estar en Florencia, también se pueden experimentar los síntomas en ciudades como Roma, Pisa, París, Cerdeña o Madrid; basta con que te embriague el lugar en sí, no solo las obras de arte, y quedes maravillado con él.

Síndrome de Jerusalén:

También conocido como la "locura de la ciudad Santa" puede afectar tanto al turista como a la persona que vive en Jerusalén. Se trata de una enfermedad mental donde se tienen delirios al vivir las emociones de gran intensidad que genera la ciudad. Se comenzó a investigar el origen del Síndrome de Jerusalén en los años 70.

Los síntomas principales son las visiones, nerviosismo, delirios y alejamiento de la realidad, sobre todo cuando se visita el Muro de la Lamentaciones. Las personas que padecen esta psicosis se suelen alejar de la gente y comienzan a vestir con túnicas blancas como si se tratasen de algún personaje bíblico. A diferencia del Síndrome de Stendhal que afecta a las personas cuando presencian obras de arte o lugares de belleza extraordinaria, el de Jerusalén está relacionado con la religión.

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Vistas del Muro de las Lamentaciones © Getty Images

Síndrome de París:

"Si tienes la suerte de haber vivido de joven en París, el resto de tu vida ella estará contigo". Ernest Hemingway tenía claro lo que significaba la ciudad del amor para él, pero y ¿para el resto de turistas que la visitan cada año? Un nuevo síndrome se recogió a orillas del Sena en 1986 cuando un gran número de turistas japoneses experimentaron depresión, melancolía, alucinaciones, ansiedad o taquicardia. Fue tal el impacto de la ciudad que incluso algunos de ellos tuvieron que se hospitalizados. Esta fue la causa por la que el psiquiatra Hiroaki Ota bautizó esta enfermedad como el Síndrome de París.

A diferencia del Síndrome de Stendhal donde los síntomas pueden ser considerados como algo positivo debido a que el principal causante del mismo es la belleza embriagadora; con el Síndrome de París el efecto es negativo porque está relacionado con la desilusión que experimentan las personas (en especicial los japoneses). Esto se debe a que los turistas se hacen una imagen idealizada de la ciudad y cuando ven la realidad son tan altas sus expectativas que no se cumplen y sienten una gran frustación.

Síndrome del eterno viajero:

La mayoría de viajeros (que no turistas) sienten un deseo irrefenable de ver y descubrir mundo. Es lo que Lucía y Rubén (creadores del blog de viajes Algo que recordar) catalogaron a principio del 2014 como el síndrome del eterno viajero. Para ellos "es la necesidad de querer estar constantemente en otros lugares. Es sentir que no puedes ser feliz viviendo en un solo sitio. Es la ansiedad de pensar que te estás perdiendo cosas... otras costumbres, otros olores, otros sabores. Es no limitarte a lo que conoces".

Para entenderlo, dale al play y comprenderás todo.

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Y tú, ¿te identificas con alguno de estos síndromes?