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¿Estás a salvo de sufrir el Síndrome de París?
Es el modo con el que se conoce a la tristeza aguda que provoca el que un destino resulte una decepción. Viajeros de todo el mundo vuelven a casa deprimidos y con una imagen de una ciudad o un país hecha trizas.
El mundo se rige por el equilibrio. La máxima aspiración de un viajero es sufrir espontáneamente un stendhalazo en algún rincón del planeta, no necesariamente en Florencia. Pero, al mismo tiempo que deseará experimentar el Síndrome bautizado en honor al escritor, querrá librarse de otro con raíces también francesas: el de París, que no es otro que su contrario.
Un viajero que sufre el Síndrome de París es aquel que, cuando llega a una ciudad o a un país que tiene idealizados, al comprobar la realidad, sufre tal decepción que esta le hunde en una depresión, en una melancolía extrema que incluso puede conllevar crisis nerviosas y hospitalizaciones. No es un efecto exclusivo de la capital francesa, pero fue tal el gran número de turistas japoneses que lo experimentaron a las orillas del Sena en 1986 que el psiquiatra Hiroaki Ota lo tuvo fácil al bautizarlo (el último dato conocido es el de 2011, cuando se registraron seis casos en París, todos de japoneses).
Ni es una situación exclusiva de París ni, mucho menos, algo que ocurra solo a viajeros nipones. Evitar llevarse tal desilusión en un viaje que acabe llevándonos a una depresión es posible. Estos son los trucos que los expertos aconsejan para experimentar más fascinaciones como la de Stendhal y menos decepciones.
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