Tendemos a asociar la felicidad a la gente extrovertida. La sociedad tiende a premiar a esas personas que se mueven fácil en compañía. Los introvertidos suelen incomodar, a veces cuesta comprender a quienes no necesitan agradar constantemente a los demás. No hay que confundirlos con los solitarios ni con los tímidos ni con los antisociales. La introversión es otra cosa. En esta sociedad ridículamente ruidosa, ellos son la flor en el desierto de la banalidad.

Los introvertidos son un tercio de la mitad de la población. Según Carl Jung, todo el mundo tiene un lado introvertido y otro extrovertido, sólo que uno de los dos será más predominante. Los extrovertidos necesitan la estimulación social, recargan las pilas con la compañía, y valoran la aprobación de los demás. Se mueve, como hemos dicho, mejor entre la sociedad.

Los introvertidos no dependen de los demás y demasiada compañía suele agotarles. Ellos requieren de cierto tiempo en soledad para recargar las pilas. Se centran más en el mundo interior de las ideas y los conceptos, tienden a divagar, quizá.

Los introvertidos no requieren la atención de los demás, prefieren observar a ser observados. Sin embargo, eso no significa que a veces deseen ser reconocidos, como cuenta la psiquiatra Marti Olsen Laney, en su libro The Introvert Advantage. Olsen cuenta cómo es sentirse un perro verde en un mundo que no premia la introversión, cómo esto le genera culpa y vergüenza, sentimientos con los que suelen lidiar este tipo de personas.

En esta sociedad en la que se habla compulsivamente, los introvertidos son la serena excepción. Aunque algunos pueden ser tímidos, la mayoría no lo es. Sencillamente, no necesitan charlar constantemente y evitan la superficialidad. Cuando se encuentran una conversación profunda, la mayoría florece y deja ver sus ideas.

Según Jung, "los introvertidos tienen más formas de protegerse. Ellos aprecian una vida más simple, planean y reflexionan sobre nuevas formas de hacer las cosas, y animan a otros a desarrollar la autorreflexión y a pensar antes de actuar ".

Según este artículo de Psychology Today, estos son los aspectos que podemos aprender de ellos.

1. Sus mentes creativas

Mientras los extrovertidos dependen de la estimulación desde el exterior, los introvertidos prefieren el mundo interior de la fantasía y la imaginación. La imaginación es el lugar de nacimiento de la innovación y la creatividad. Como dice Albert Einstein, "la monotonía y la soledad de una vida tranquila estimula la mente creativa".

2. Innovación

Los introvertidos no se conforman con las reglas sociales y a menudo se desmarcan de ellas. Eso les lleva a innovar. Mark Zuckerberg, Steve Wozniak y Bill Gates, son famosas personalidades introvertidas.

3. Empatía

Su sintonía con los sentimientos de los demás y la atención al funcionamiento interno de la mente puede hacerlos muy empáticos y compasivos. Por eso se mueven mejor hablando con una sola persona que interactuando en grupo.

4. Grandes observadores

Saben escuchar y observar. Como no pierden el tiempo con el ruido, leen entre líneas.

5. Capacidad de superación

Como la sociedad no se lo pone fácil, ellos han ido que aprender a base de palos. Eso les ha enseñado a sortear obstáculos, a superarse. Por eso acaban convirtiéndose en personas muy empáticas y leales.