¿Cómo no va a querer tu hijo comerse las galletas preferidas de Peppa Pig? Seguro que a ti también te ha pasado: te llevas a los niños al supermercado y acabas añadiendo a la lista de la compra un sinfín de inesperados productos protagonizados por todos los héroes de dibujos. "Bueno, pero para después de cenar, ¿eh?". Y poco a poco, notas cómo a los pequeños de la casa cada vez les cuesta más terminarse la verdura, con vistas a dejar un hueco para el postre. Un postre que, de no ser fruta, seguramente tenga más ingredientes (y calorías) que nutrientes. Una de las posibles causas de que la Organización Mundial de la Salud alertase ya desde el año 2010 de que había 42 millones de niños con sobrepeso en todo el mundo,una cifra que se traduce en España en uno de cada tres niños con exceso de peso.

"Seguimos dándole a los niños galletas para desayunar, zumos para merendar y salchichas para cenar. Es lo que nos dicen las encuestas oficiales de consumo en España. Esas tres comidas son las más sensibles de llevar ultraprocesados. Si hubiera una educación obligatoria en alimentación podríamos concienciar a la población que todos esos productos procesados incrementan el riesgo de infarto, diabetes y cáncer. Comer es una acción que hacemos todos los días, varias veces al día y durante toda nuestra vida", explica el dietista-nutricionista Carlos Ríos. Un problema que, como defienden los profesionales de la alimentación, se debe tanto a la publicidad dirigida a los niños como a la falta de información de los padres. "El problema de salud pública de obesidad infantil es alarmante, pero no hay medidas políticas que trabajen para evitar esto", advierte el experto a través de una de las tantas publicaciones que comparte sobre el tema.

De la misma manera, Aitor Sánchez, autor del blog de nutrición y dietética Mi Dieta Cojea, asegura que una de las comidas menos saludables en los niños (y también en los adultos) es el desayuno: "nuestros pequeños desayunan a diario azúcar, harina refinada y grasa de palma, en forma de galletas o de bollería. Bajo este contexto, si un niño pasase a tomar siempre nueces o fruta a media mañana, ya lo estarían haciendo mejor que el 90% del resto de sus compañeros". Una idea que acompaña de una infografía en la que ofrece algunos sustitutos de todas esas opciones procesadas.

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Por eso, si vuelves con tus hijos al supermercado, acuérdate de este consejo de la dietista-nutricionista Sílvia Romero Canals y aprovecha ese momento para hacer educación nutricional: "Es bueno hacerles partícipes de la compra y dejarles escoger entre distintos tipos de comida saludable. Por ejemplo, ¿manzanas o plátanos? Poco a poco pueden ir aprendiendo a leer las etiquetas y a saber que los alimentos de verdad, en realidad, son los que no las llevan". Así que ya sabes, ¡más mercado, y menos supermercado!