Una nueva generación de jóvenes menores de 40 años está quitando las arrugas a la vieja clase política. Si nos fijamos en el panorama internacional, Sebastian Kurz tiene 31 años y ganó el mes pasado las elecciones en Austria. En Nueva Zelanda, la primera ministra Jacinda Ardern tiene 37 años. Emmanuel Macron, 39, y el primer ministro irlandés Leo Varadkar, 38. En España, Albert Rivera tiene 37 años; Pablo Iglesias, 39. Entre las mujeres, Inés Arrimadas tiene 36; Irene Montero, 29; y Andrea Levy, 33. Algunos pertenecen a la Generación X, otros son millennials, y todos se alejan de la imagen de la vieja clase política. Venden la juventud como parte de su revolución.

"En nuestro caso, la aparición de políticos tan jóvenes fue la consecuencia de una política transformadora, casi revolucionaria, tras el 15M. Había ganas de poner la esperanza en alguien joven, que pudiera romper con lo que representa, por ejemplo, Rubalcaba. Esa imagen del viejo político que lleva toda la vida en coche oficial", explica a HARPER'S BAZAAR el experto en comunicación política Luis Arroyo, para quien la savia nueva "no es algo excepcional; Napoleón, por ejemplo, tenía 35 años".

La rapidez en ascender en el escalafón de mando es algo común en esta nueva generación de políticos jóvenes. Por poner dos ejemplos: Macron tardó sólo cinco años en ser presidente de Francia; y Kurz fue secretario de Estado de Integración de Austria con sólo 24. "Me parece temerario que una persona que no llega a los 30 años maneje presupuestos públicos millonarios, pero con casi 40 ya están preparados, tienen la experiencia necesaria y, lo más importante, llegan al gobierno con un aparato inmenso que les respalda", asegura Arroyo, quien fue el director adjunto del gabinete de la ex vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega y de los de Carme Chacón cuando era ministra de Vivienda.

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Inés Arrimadas, Irene Montero y Andrea Levy. | GETTY

Con las victorias de Macron, Kurz y Ardern, el electorado prefirió la renovación y el vigor de la juventud. Como explica Arroyo, "su currículum está más limpio y tienen el beneficio de la salud física y mental. Hoy en día una persona como Macron no transmite inexperiencia".

Sin embargo, esta tendencia de votar a políticos jóvenes no tiene por qué ser una norma, como demostró la victoria de Donald Trump (71 años) o el renacer de Berni Sanders a los 75 como precandidato del Partido Demócrata en EE UU. En España, el presidente Mariano Rajoy tiene 62 años, lo que "encaja perfectamente con la narrativa del PP desde hace décadas: la seguridad y, sobre todo ahora, la unidad de España". Frente a eso, explica Arroyo, "los demás parecen unos recién llegados". En cualquier caso, "el votante no se pregunta por la edad del candidato cuando va a votar. El liderazgo se mide por otras dimensiones, que son la fuerza, la empatía y la confianza. Que el líder tenga 70 o 40 es secundario". "Lo importante -aclara Arroyo- es no ser inexperto y a veces eso no tiene que ver con la edad. Trump es muy mayor y sin embargo transmite inexperiencia".

La victoria de la joven Ardern en Nueva Zelanda y el ascenso en España de, entre otras, Arrimadas, Levy o Montero, contrasta con los 50 años que tenía Margaret Tatcher cuando fue elegida, los 70 de Hillary Clinton y los 63 de Angela Merkel. Sin embargo, a la hora de analizar la escasa presencia femenina en la política, la edad importa poco. Como asegura Arroyo, "cuesta encontrar mujeres jóvenes en política porque la historia es machista y lo seguimos siendo: en el siglo XXI, sólo el 1% de los países están liderados por mujeres. El problema no es la edad, sino que hay muy pocas, sin importar los años que tengan".