¿Se puede estar enamorado de dos personas a la vez? Es una de esas preguntas cliché que todos hemos respondido con convicción alguna vez, deseosos de discutirlo en un acalorado debate, preferiblemente con una copa en la mano y presumiblemente atrincherándonos en el ‘no’ como respuesta. Sin embargo, aquellos que practican el poliamor creen en la posibilidad de ampliar el espectro de las relaciones y están dispuestos a desarmar todo el ideario romántico que creías mantener hasta la fecha.

“Sí, nos consideramos una pareja pero no sabríamos qué más etiquetas poner. Hemos sido swingers, nos acostamos con otra gente… pero todavía estamos trabajando el nivel afectivo. Este taller lo vemos con una forma de intentar conocer, de explorar…” Así se define una de las parejas que también ha decidido acudir a La hora de las relaciones abiertas, el taller que Miguel Vagalume, sexólogo y activista (autor del blog La mosca cojonera), dedica a las relaciones no convencionales y que durante los viernes de mayo y junio se ha desempeñado en la tienda erótica Amantis (Alcalá, 82 Madrid)

Lejos de marcarse un ‘pitch’ sobre las ventajas del poliamor, Miguel comienza –como de costumbre– preguntándonos por qué queremos meternos en este lío. Lo tiene claro: el poliamor no es la salida fácil a un amorío complicado, el polvo de una noche que todo lo desfoga. Es un reto, una aventura o incluso un destino que visitar con tu pareja. Una manera de reinterpretar las relaciones donde no todo vale. Por si te lo estás planteando, ahí va: estas son las 8 cosas que hemos aprendido sobre el poliamor.

1. No, no puedes sentir el mismo amor por dos personas (y tampoco pasa nada)

Puntualicemos: podrás quererlas a la vez, sí, pero de manera diferente. “Para producirse el estado mental y emocional que conocemos como enamoramiento con dos personas a la vez tienen que darse unas circunstancias poco comunes (creación simultánea de intimidad, coincidencia en el tiempo del inicio de las dos relaciones...) y no es habitual. Pero sí es posible sentir un amor romántico (frente a otros tipos de amores) inmenso por dos personas a la vez”, explica Vagalume.

2. Tu(s) pareja(s) te define(n)

Una de las principales ventajas del poliamor es que proporciona una amplia red afectiva. En la monogamia tendemos a atarnos a nuestra ‘alma gemela’, a esa persona que será nuestro apoyo, nuestro amigo, nos acompañará de vacaciones, compartirá nuestros proyectos, etc. Cuando permitimos que una única persona cubra todos los aspectos de nuestra vida, pasa a definir nuestra personalidad… y nuestras expectativas. El problema es que al ejercer tanta presión, será difícil que las cumpla. Si en cambio contamos con un bagaje amoroso más amplio, la decepción será menor y nuestras fuentes de apoyo más variadas, tal y como nos cuenta el sexólogo.

3. No, querer no es siempre poder

No se trata de un propósito de año nuevo más como dejar de fumar o apuntarse a pádel. Por mucho entusiasmo que le pongamos, contamos con una “programación emocional” que desde edad muy temprana condiciona cómo establecemos vínculos con los demás. Por ello, se trata de una carrera de fondo en la que habrá que lidiar con un largo proceso interno: “Uno de los principales problemas que veo en consulta es de gente que no sabe gestionar el lío a pesar de querer. Los celos, las exigencias y el miedo a perder a la persona suelen ser lo más difícil”, explica Vagalume. Desmenuzar los problemas y saber ponerle nombre a las cosas (no es lo mismo referirse al miedo o al enfado cuando hablamos de celos) será vital para poder gestionarlo.

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Xavier Dolan, Niels Schneider y Monia Chokri en ’Los amores imaginarios’ (2010) de Xavier Dolan.

4. El amor romántico es un mito (y no te está haciendo un favor)

No estamos pidiendo que tires tu VHS de Pretty Woman sino que no tomes por cierto todo lo que se dice sobre las relaciones. "Toda manera de relacionarnos será una construcción social. No existe una forma "natural" de hacerlo, ni un paraíso al que debamos volver. La riqueza está en que tengamos más opciones que se adapten mejor a nuestras necesidades y que no se sufra discriminaciones por ello”, añade Vagalume. Cuidado con dejarse llevar por clichés como ‘algún día encontrarás a tu media naranja’, ‘sólo puedes enamorarte de una persona’, ‘si desea a otra es que ya no te quiere’, ‘los celos son señal de que te quiere’, ‘el amor todo lo puede’… ¿Quién ha dicho que debamos cumplir todos las mismas expectativas románticas?

5. Golfos sí, pero con principios

Además de ser una plataforma desde la que promueve el sexo no convencional, ’Golfxs con principios’ es la interpretación que Vagalume hace de ‘ethical slut’, el concepto principal de la ‘Biblia del poliamor’ Ética promiscua (Ed. Melusina) que tradujo en 2013. “Estos principios se basan en una perspectiva positiva hacia el sexo y en el consenso, evitando coacciones, chantajes, manipulaciones, mentiras o ignorar a alguien. En la honestidad, tanto respecto a lo que deseamos y sentimos como con quienes nos relacionamos, en la ayuda mutua por los conflictos de nuestras elecciones con las circunstancias vitales en las que nos desenvolvemos y en intentar comunicar lo más sinceramente posible lo que nos preocupa”, resume el sexólogo.

6. Cada cosa por su nombre

No, ‘swinger’ y poliamor no son lo mismo. “Aunque en teoría la diferencia es fácil de ver (ser ‘swinger’ supone la no exclusividad sexual, el poliamor y otras formas de no monogamia suponen la no exclusividad afectiva), en realidad hay opciones que se solapan cuando se llevan a la práctica. Hay quienes se inician como swingers y se terminan ‘liando’ en otras opciones más afectivas, así como quienes utilizan toda una argumentación basada en el poliamor, el consenso y la buena voluntad para tener varias relaciones afectivo-sexuales sin replantearse nada más ni aplicar ninguna ética”, advierte Vagalume. Además, el ambiente ‘swinger’ es mayoritariamente heterosexual mientras que las opciones sexo-afectivas no exclusivas tienen un espectro mucho más amplio y una mentalidad más cercana al ‘amor libre’.

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Scarlett Johansson, Javier Bardem y Penélope Cruz en ’Vicky Cristina Barcelona’ (2008) de Woody Allen.

7. Las comparaciones son odiosas

Es muy fácil caer en la equivocación de identificar a una de las personas de la relación con la figura del amante. Esta comparación se aplica generalmente sobre la relación más reciente, la que vemos como más peligrosa: “Se tiende a pensar que las características de la segunda pareja delatan lo que se está buscando de verdad. ¿Que, siendo hombre, tu pareja era una mujer y tu nueva pareja es un hombre? Eso demuestra que, "en realidad" eres gay ¿Quizá tu nueva relación es BDSM (sadomasoquista)? Eso demuestra que en realidad siempre habías estado deseando eso. En realidad cada relación es única, especialmente cuando se tiene tres parejas", sentencia el sexólogo.

8. Sí, se puede disfrutar de lo nuevo sin descuidar lo anterior

“Lo particular de las relaciones afectivas no exclusivas es que, al revés de todo lo que nos han enseñado, intentamos tener una relación intensa con una nueva persona mientras que cuidamos de otra relación similar con alguien que sigue siendo de las personas más queridas de nuestra vida”, explica. Para lograrlo sin que ninguna de las partes sufra, Miguel Vagalume recomienda los seguir consejos de Opening Up (Ed. Melusina). Tener paciencia y brindarle a esa persona que está experimentando esta nueva relación la libertad de subirse a ella pero recomendándole siempre que no tome ninguna decisión importante durante ese período inicial.

Para descubrir los entresijos del poliamor es vital tener claro por qué queremos hacerlo. ¿Más libertad? ¿Más posibilidades de elegir? ¿Por curiosidad? Cualquier opción es válida pero, tal y como nos advierte Vagalume, debemos saber dónde nos queremos meter antes de dar el paso y asegurarnos de que la persona con la que vamos a iniciar ese viaje tenga el mismo destino en mente que el que nosotros habíamos imaginado.