El 1 de mayo de 1931, el presidente Herbert Hoover pulsó un botón en la Casa Blanca que encendió, a más de 325 km. de distancia, las luces del Empire State Building. Una inauguración tan original y ceremoniosa como merecía el que iba a ser el edificio más alto del mundo hasta 1972. Desde entonces, el rascacielos más icónico de Manhattan protagoniza el skyline de la ciudad

Casi cuatro millones de turistas suben cada año en sus no menos simbólicos ascensores. Soportan colas de incluso más de una hora para ascender al mirador de la planta 86 y disfrutar de las vistas. Algunos pagan un poco más y disfrutan de Nueva York desde el segundo observatorio, el de la 102, en la última planta del edificio. Pero, ¿y si no fuera realmente el lugar más alto del Empire State?

Gracias a las siempre poco discretas redes sociales de los famosos se corroboró lo que era un secreto a voces en la Ciudad de los Rascacielos: la existencia de la planta 103 o lo que es lo mismo, el rincón VIP más exclusivo de Manhattan. Taylor Swift, Chloe Sevigny o Ariana Grande han sido algunos de los que han pasado por allí en los últimos tiempos.

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La cantante Taylor Swift, en la planta 103 del Empire State. Foto: Twitter @empirestatebldg

Más allá de teorías de la conspiración, la 103 no es una planta como tal, sino más bien un pequeño balcón, sin protecciones y con una exigua barandilla al que solo se puede acceder con invitación. No apto para quienes sufren de vértigo, el origen de este pequeño rincón hay que buscarlo en los libros de historia. En los años 30, pocos eran los que no confiaban en un futuro lleno de dirigibles como el Hindenburg y, como si fuera un helipuerto actual, ese pequeño balcón aspiraba a ser una especie de plataforma para el anclaje de esos globos motorizados. De hecho, hay imagen de un dirigible utilizando ese anclaje.

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David Beckham se asomó hace un par de años por la 103 del Empire State. Foto: esbnyc.com

El secretismo en torno a la planta 103 es tal que no ha trascendido cómo hacen los famosos por llegar allí. Simplemente, llegan y se inmortalizan. También algunos no tan conocidos, como los fotógrafos Navid Baraty, que pudo hacer una serie de tomas para la revista Gothamist, a cuál más impactante y que dan buena cuenta de lo peligroso del balcón secreto; o Katie Sokoler, especializada en reflejar el día a día de Manhattan con su cámara.

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Ed Sheeran, Austin Mahone, Chloe Sevigny y Adrian Grenier, en la 103. Foto: esbnyc.com

La cantante Taylor Swift disfrutó de las vistas el día que presentó su disco 1989. Unos meses antes, con un abrigo que la resguardaba del viento gélido, Ariana Grande hacía lo propio aprovechando que amadrinaba la cabalgata anual del centro comercial Macy’s. Una lista que se engrosa con celebridades como Vanessa Hudgens (que celebró allí su 24 cumpleaños) o David Beckham, cuya presencia fue la propia cuenta de Twitter del edificio la que se encargó de pregonarlo a los cuatro vientos (eso sí, un año y medio después de producirse).

Dicen que la fama abre más puertas que el dinero. En este caso, el del balcón más secreto y más exclusivo de la Gran Manzana.