Ante la sencilla pregunta de si nos gustaría poder pasear por el centro de nuestras ciudades o aquellas que visitamos sin problemas de coches, espacio y contaminación, la respuesta del 99% de las personas sería seguramente que sí. ¿Quién no lo querría si fuera así de fácil? Pero el quid de la cuestión está precisamente en el contexto que rodea a esta premisa inicial.

¿Qué hacer con los vehículos de los residentes en dichos barrios, qué ofrecer a aquellos que necesitan llegar a sus oficinas día a día desde las afueras y cómo llevar a cabo ese cambio urbanístico alterando lo menos posible el funcionamiento de esas sociedades?

En torno a estos principales factores es donde reside actualmente la polémica en ciudades como Madrid. El tema de la peatonalización de la zona de Malasaña (distrito Centro) fundamentalmente, barajada en anteriores ocasiones, ha vuelto con mucha fuerza. Ya es algo que se encuentra entre las principales medidas a llevar a cabo próximamente desde la llegada a la alcaldía de Manuela Carmena (Ahora Madrid) en mayo del 2015.

El pasado 6 de marzo, la alcaldesa presentaba su Plan A para reducir las emisiones en la capital, un tema fundamental acerca del que alertan desde Bruselas y que se irá llevando a cabo de manera progresiva para que los ciudadanos se puedan ir adaptando poco a poco, como explican desde el Ayuntamiento.

Entre otras medidas y en rasgos generales, en el 2018 tienen prevista la reducción del acceso y circulación en el distrito Centro, como ya ocurre en determinadas áreas del barrio de Las Letras, priorizando el uso del transporte público y las bicicletas.

De hecho, la Gran Vía ya vivió un primer intento de ampliación temporal y artificial de aceras y reducción de carriles esta pasada navidad ante muestras de apoyo y críticas negativas a partes iguales. Entre los principales detractores, los comerciantes y su temor a que si la gente no puede acceder en coche, pierdan clientes.

La importancia de las zonas verdes está fuera de toda duda. Tanto es así que ciudades como Murcia y también tienen previsto planes en este mismo sentido.

El pasado enero José María Ezquiaga, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) destacaba, además, en un desayuno informativo acerca de la peatonalización que había que tener en cuenta a los niños que viven en el centro para facilitar la vida familiar en esta zona primando guarderías, colegios y parques de los que carecen barrios como Malasaña cuando hay más población joven que en Moratalaz y Parla, por ejemplo, distritos de las afueras.

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la ’playa’ de París en la orilla del Sena | GETTY IMAGES

Sacar los coches de las ciudades no es ningún capricho. Se trata de una tendencia en todo Europa. Londres y Hamburgo son dos ejemplos clave. En la capital británica han ido reduciendo los vehículos en la zona centro desde el 2003 a través de un peaje de 8 euros. Lo mismo sucede en Noruega. Así, y en el caso de Londres, se ha reducido en torno al 21% la circulación de vehículos privados, según la Comisión de Transportes del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de España.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que solo Londres posee aproximadamente un tercio de habitantes que toda la población española y el sueldo mínimo interprofesional alcanza los casi 17.000 euros cuando en España apenas llega a los 10.000.

En el caso de Hamburgo las medidas van destinadas a que en casi la mitad de la ciudad se aplicará una reducción completa de circulación de vehículos privados de cara al 2034. Para ello, están llevando a cabo un incremento de servicios de transporte público así como incentivan el uso de la bicicleta y los trayectos a pie.

Pero conviene tener en cuenta que según datos del Ministerio de Transporte alemán correspondientes al 2016, el 97% de los alemanes poseen bicicleta. Situación muy parecida a la de los países nórdicos u Holanda donde estos vehículos tienen prioridad absoluta incluso casi por delante del peatón. Realidad que difiere mucho de la española.

El caso de París va en la misma línea. El pasado 8 de marzo la alcaldesa de la capital gala, Anne Hidalgo, afirmaba contundente en un acto de bienvenida al nuevo año de cara a la prensa que "Vamos a reconquistar los espacios que han invadido los coches".

Sus objetivos, y como no es de extrañar al ser del Partido Verde, pasan por el modelo nórdico y alemán de promover el uso de la bicicleta y trayectos a pie en lugar de crear vías alternativas de circulación de vehículos. Gran revuelo, de hecho, está causando estos días el cierre del muelle de la orilla derecha del río Sena, una autopista de los años 70. Los críticos afirman que lo que ha provocado es que el tráfico se traslade a otros puntos de la ciudad en lugar de desaparecer. Factor en el que coinciden muchos detractores en casos similares de otras ciudades europeas.

Para concluir, y acerca de lo que no hay discusión, es que la polución y la necesidad de mayor número de zonas verdes y un menor uso de vehículos contaminantes constituyen una necesidad en la que todos tenemos que implicarnos. Pero, para ello y basados en las proporciones, datos y sociedades de las diferentes urbes, es necesario un estudio previo y concreto por parte de diversos expertos en cada una de las materias con el fin de que esa lucha por acabar con un aire cada vez más ‘irrespirable’ aporte beneficios a todos y sea de la manera más llevadera posible, tanto a nivel urbanístico como, y consecuentemente, social. Tarea complicada.