Abandoné mi primer libro a los 9 años. La víctima fue “Fray Perico y su borrico”, que me vi impelido a leer (o a fingir que lo hacía) por los Hermanos Maristas. A pesar de mi temprana edad, ya entonces sentía una cierta desafección hacia los dos colectivos retratados en aquella novela: los asnos y los religiosos.

Desde entonces, he abandonado multitud de libros: largos y cortos, ensayos y novelas, prosa y poesía. Algunos abandonos tuvieron lugar en las primeras páginas, la mayoría en pleno nudo y unos pocos, los menos, en los capítulos finales.
Cuando pongo en común esta íntima costumbre, la de abandonar libros prácticamente por sistema, siempre hay quien me mira como si fuese yo un genocida.

¿Cómo eres capaz?, me preguntan a veces. Yo trato de explicar que, para mí, el placer de la lectura no pasa por la culminación de la obra, del mismo modo que hay, dicen, quien encuentra más gozo en los preámbulos amorosos que en el orgasmo en sí.

Ya entonces sentía una cierta desafección hacia los dos colectivos retratados en aquella novela: los asnos y los religiosos.

No es un problema de las obras ni de los autores, ya que entre mis abandonos se encuentran ilustrísimos nombres de la narrativa como García Márquez, Milan Kundera o el mismísimo Cervantes. Pocas veces he abandonado un libro con tanta satisfacción como cuando, en mitad del capítulo 11 de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (De lo que le sucedió a don Quijote con unos cabreros), me dije que ya, si eso, lo acababa otro día. Y hasta hoy.

Es obvio que mi cultura literaria está incompleta, sobre todo por el final, pero no puedo decir que me arrepienta de mi neurosis lectora. Ni siquiera lucho contra ella. Más bien al contrario: estoy convencido de que los errados son los demás. Es un hecho conocido que, tarde o temprano, uno tiende a morirse, incluso aunque uno no quiera. ¿Por qué malgastar unas preciosas, irrecuperables horas batallando contra un libro que no le cautiva a uno? ¿Por orgullo? ¿Por el qué dirán?

Me resulta incomprensible la actitud de quienes se obcecan en acabar, sí o sí, cada libro que cae en sus manos. Sospecho que hay en esa actitud un no se qué judeocristiano: “he usado mi libre albedrío para elegir este libro, que ciertamente es un peñazo de padre y muy señor mío, y ahora debo asumir las consecuencias hasta el pie de imprenta, te alabamos, óyenos”.

He usado mi libre albedrío para elegir este libro, que ciertamente es un peñazo de padre y muy señor mío

A lo largo de los años me he topado con muchos más terminadores de libros que con despreocupados y felices lectores parciales. Esta asimetría me tuvo un tanto acomplejado durante un tiempo. Incluso ocultaba mis hábitos lectores como si se tratasen de una vergonzosa minusvalía. Cuando alguien mencionaba el inesperado giro final de tal o cual novela que yo había dejado en la página 30, decía: “sí, no veas, yo ni me lo olía”, y luego me ponía a hablar de temas menos espinosos como la crisis ética de nuestra sociedad o el movimiento antivacunas.

No salí del armario hasta hace unos meses, y fue gracias a Marshall McLuhan, ya sabe, el del medio es el mensaje. Por gracia de los hipervínculos, recalé en una entrevista donde el filósofo detallaba sus costumbres lectoras. Y resultaron ser todavía más extravagantes que las mías.

Decía McLuhan que él siempre leía con detenimiento los “libros frívolos”, mientras que, con los “serios”, se limitaba a las páginas impares. El motivo de tan extraña costumbre es que, según el prestigioso intelectual, todos los grandes libros son redundantes y basta con leer una página de cada dos para hacerse una idea global del mensaje.

Podría pensarse que McLuhan estaba como una verdadera cabra, pero, si lees alguno de sus libros, descubrirás que, de hecho, tenía unas ideas realmente brillantes. Al menos, en los primeros capítulos.

Jose A. Pérez Ledo (Bilbao, 1979) Es guionista, director de televisión y bloguero (mimesacojea.com). Es el creador y director de “Órbita Laika” (La 2).Además, colabora en eldiario.es y en “Hoy por Hoy”, de Cadena SER. A principio de 2015 publicará su primera novela, con la editorial Planeta, que será de amor. @Mimesacojea

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