La vida es como una taza de café. Todo está en cómo la preparas, pero sobre todo en cómo la tomas". Esta frase anónima no puede definir mejor el placer que se experimenta cuando se toma un buen café y el proceso que conlleva consumirlo. Porque para sus verdaderos amantes, no consiste solo en ingerir una bebida que active nuestro organismo, sino que se trata de todo un ritual desde el momento que se cultiva el grano, hasta que se sirve en una taza pulcramente elegida.

Se dice que la primera ola del café sucede después de la II Guerra Mundial cuando se empieza a comercializar y vender de forma masiva. En esta época se tiene más en cuenta el volumen y los precios bajos por encima de la calidad del producto, y es aquí cuando las personas tienen acceso a moler su propio grano en casas y trabajos, incorporándolo a su dieta diaria.

La segunda ola del café llega unas décadas después, a partir de los años 70, cuando la calidad del mismo comienza a tener mayor peso en su predicamento y se produce una gran diferenciación entre cafes normales y especiales. Es en estos años cuando surge la marca Starbucks, una de las cadenas por excelencia que han supuesto un antes y un después en la historia del café tal y como lo conocemos en la actualidad. Fue entonces cuando los frappuccinos, macchiatto, capuchino, moca, entre otros, entraron de lleno en la vida de las personas.

Desde principios del S.XXI los expertos afirman que nos encontramos ante la tercera ola, donde se ha ido un paso más allá y la especialización ha cobrado un mayor significado. Es entonces cuando todas las fases cobran importancia, desde el país de origen del mismo, el tipo de cultivo, cómo se produce, quién lo cultiva, cómo se tuesta, cómo se presenta, quién lo prepara y el resto de factores que componen el engranaje de un buen café. Este movimiento surge a raíz del Campeonato Mundial de Baristas celebrado en el año 2000 en Montecarlo. Desde entonces se realiza cada año en diferentes partes del mundo como Miami, Noruega, Boston, Bogotá o Dublín.

La profesión de barista, o lo que es lo mismo la persona especializada en el café de alta calidad, comienza a adquirir un gran significado en las dos últimas décadas donde han ido surgiendo nuevos cursos en los que se imparten los conocimientos del arte de elaboración y preparación de esta bebida tanto de forma teórica como práctica.

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© Cortesía de Ozone Coffee

Son cientos las cafeterías que han surgido alrededor de todo el mundo haciendo honor a esta tercera ola, donde acudir a tomar café consiste en vivir toda una experiencia gastronómica en la que entran en juego la mayoría de los sentidos. En Londres se pueden encontrar las cafeterías Ozone Coffe, Department of Coffee and Social Affairs y Allpress Spresso donde trabajan con especialistas y con personas que sienten pasión por los granos de café.

En España no se han quedado atrás y locales como Toma Café o Pum Pum Café (de apertura inminente) han creado toda una experiencia de marca con un producto limpio, directo y puro. Se dice que la cuna de la especialización se encuentra en la Calle de la Palma, 49, ubicación del Toma Café. Y lo que aún queda por venir. Proyectos como Hola Coffee en Madrid han apostado por esta bebida excitante como estilo y modo de vida. Después de tiempo entre cursos, eventos, concursos de baristas, ferias o caterings han dedicido crear un espacio físico donde preparar este codiciado grano con su propia tostadora y muy pronto podremos disfrutar de esta cafetería ubicada en la calle del Doctor Fourquet, 33, en el barrio de Lavapiés en Madrid. Su apertura está prevista para finales de febrero de 2017 y detrás de esta gran iniciativa se encuentra, Pablo Caballero, el ganador del Campeonato de España de Baristas en 2016, representante de España en el Campeonato Mundial de Baristas en Dublín el pasado junio y también antiguo trabajador de Toma durante dos años.

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Algunos expertos se atreven a aventurar que en la actualidad ya estamos adentrándonos ante la cuarta ola donde es el productor el que tiene el mérito y vende sus propias marcas. Por ahora, habrá que esperar a ver como suceden los acontecimientos. Pero, mientras tanto, ¿a quién no le han entrado ganas de tomarse una deliciosa taza de café?