Menos hygge escandinavo y más sobremesa española
Hygge, fika, lagom… todo eso está muy bien, pero nada como nuestras propias recetas locales para disfrutar de la buena vida. ¡Viva la sobremesa!
En los últimos años, el modo de entender la vida en Escandinavia se ha convertido en todo un referente. El que el norte de Europa tenga las mayores cotas de bienestar es la principal razón por la que suecos, daneses, noruegos… se han vuelto el espejo en el que todos quieren mirarse. Además, el hecho de que prácticamente todas sus recetas se basen en la sencillez hace bastante fácil lograr replicar en nuestro día a día el que disfruta cualquier urbanita de Estocolmo o Copenhague, al contrario que si quisiéramos imitar el glamour del savoir faire francés.
Sin embargo, ¿hasta qué punto necesitábamos filosofías como el hygge, el lagom o prácticas que subliman el hedonismo sencillo como la del fika en España? De hecho, en nuestro país ya teníamos formas autóctonas de entender la buena vida que incluso hemos exportado más allá de lo que fue nuestro Imperio. En vez de velas, tarta y una infusión, ¿por qué no reivindicar la crema de orujo, el mantel aun con manchas de la comida y las ventanas entreabiertas con la persiana a la mitad para que entre fresco? Es decir, quién necesita a los nórdicos cuando hemos creado la maravillosa SOBREMESA.
Y lo bueno es que la sobremesa, como hygge 100% español, no se reduce a una vez al día, sino que admite al menos dos… o incluso tantas como comidas hagamos. Y ya lo dicen los nutricionistas: hay que comer, al menos, cinco veces al día.
Estas son las siete recetas patrias que deberían copiarnos en Escandinavia (además de normas estilísticas tan sencillas como evitar calcetines con las chanclas).
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