Salir a tomar unas cañas, salir de fiesta, salir a cenar - al sitio más guay del momento o al más normal de tu calle- son las cosas que todo el mundo hace, incluso tú, para disfrutar y pasárselo bien. Está claro que existen versiones más o menos light o hardcore de cada una de estas opciones, que si las cañas y la fiesta son en casa de amigos de tus amigos, o las cañas son en el sitio más de moda y la fiesta ocurre en la discoteca más extrema, con su posterior after que se precie. Da igual, el esquema y las opciones son siempre las mismas, pero con sus pequeñas y sutiles variantes.

¿Qué pasa cuando ninguna de estas opciones te llama la atención? Es decir, ¿qué ocurre cuando hacer lo de siempre ya no te apetece ni te resulta interesante? Quizá es porque estás pasando por la menopausia social.

Pero, ¿qué es exactamente la menopausia social? ¿y por qué se ha denominado así? Antes de explicar en qué consiste exactamente este nuevo concepto/síntoma acuñado por Internet, es importante matizar que se puede aplicar a cualquier mujer/hombre, chica/chico y que no importa, para nada, la edad.

La menopausia social se refiere a ese momento en el que prefieres quedarte en casa tirada en la cama en pijama (o decides descansar, leer un libro, salir a hacer deporte, ahorrar, cocinar, lo que sea) con tu gato, tu novio o tu novia, tu amigo o tu amiga, antes que sucumbir al FOMO - fear of miss out, o miedo a perderte algo- y pasearte por todos los eventos, los compromisos, los conciertos, las citas y las fiestas que tenías antes, a los que ibas corriendo sin dudarlo. ¿Por qué el término menopausia? Porque no es sólo un cambio de actitud sino que también es un cambio (notable) físico.

Ahora que ya sabes todo esto te preguntarás ¿cómo puedo saber si sufro de menopausia social? Aquí te dejamos unas pequeñas indicaciones para saber si la sufres (o no).

- Sudas mucho. Es decir, sudas, literalmente, te quitas y te pones unas cien veces (o más) la chaqueta/jersey/sudadera que llevas en ese momento. Siempre tienes calor en un sitio lleno de gente. Y, claro está, caes en bucle pensando si es cosa tuya o no, mientras te (des)vistes una y otra vez.

- Entras y sales varias veces del sitio en cuestión. Ya sea para fumar, para coger el móvil, para coger aire o lo que sea, sales todo el rato de la habitación/salón/punto de encuentro para desconectar por unos momentos y poder seguir con la interacción social.

- Durante el evento/fiesta/lo que sea estás nerviosa. Por nerviosa queremos decir que tienes ansiedad y te agobias, no sabes muy bien ni cómo ni por qué estás ahí y sólo te apetece saludar para quedar bien, esperar los minutos de rigor e irte.

- Socializar te da pereza. No hace falta explicarlo mucho más. Sabes que parte del éxito es ser un buen PR - public relationships, RRPP, vamos, relaciones públicas de toda la vida- de una misma, sonreír y hacer contactos, pero, en vez de pensar en lo que te podrá aportar conocer a tal o cuál, prefieres estar con tu círculo intimo de personas cenando, bebiendo o lo que sea.

- Te has acostumbrado a madrugar y más allá de las XX.XXh de la noche, no aguantas más. Tal cual. De repente, te entra una especie de narcolepsia vital y te caes muerta del sueño en cualquier lugar. Y cuando decimos cualquier lugar, lo decimos literal y no figurativamente.

- La bomba de humo es tu forma de despedirte más habitual. ¿Recuerdas la típica amiga o amigo y/o colega, que, de repente, desaparece cuando te has dado la vuelta? ¿A que nadie te lo ha vuelto a hacer? Porque ahora eres tú, para irte a casa.

- Entras a un sitio de fiesta, la discoteca guay de turno y, o te meten gratis o pasas. Piensas, ¿para qué voy a gastar X euros si sólo voy a estar media hora?

Está claro que todo esto es muy relativo porque, bien te puede haber pasado sólo una vez - un mal día, una mala semana o un mal mes le pasa a todo el mundo- o, si, de repente, te empiezan a llamar más la atención otras cosas como la idea de madrugar para salir a correr, ir a esa exposición a la que tienes muchas ganas desde hace tiempo, lo que sea, y ves que estos síntomas aparecen una y otra vez, es que tienes menopausia social.

La vida son fases, etapas y momentos y todo va y viene, hay épocas en las que te apetece salir más, menos, y otras en las que te apetecerá centrarte en otras cosas.

Seguro que lo más probable es que alguien te diga, eres joven, la vida es sólo una, hay que vivir, blá blá blá y, por supuesto, tienen razón, pero, como ya eres adulta, haces lo que te apetece hacer en cada momento. Y sobrevivir a esa resaca durante casi un día entero, no es lo que entra en tus planes. Es decir, sí que te quieres correr una buena fiesta de vez en cuando, pero la idea de hacer lo mismo cada día y/o cada semana, te aburre.

O como dicen los memes de Internet, que son el refranero popular del s.XXI, estoy en esa extraña edad en la que la mitad de mis amigos se están casando y están teniendo hijos, y la otra mitad, está tan borracha que no sabe ni dónde está su teléfono.

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En efecto, has pasado de ser la chica que vuelve a casa de madrugada con las gafas de sol puestas mientras gruñía al ver a la gente corriendo por el parque para, ¡oh, sorpresa! ser tú una de esas runners diurnas y sanas de ciudad.