Instagram es la red social que más perjudica nuestra salud. Las fotos de cuerpos perfectos, los likes y las playas de ensueño esconden el peligro de caer en la ansiedad, el estrés y la depresión. La infelicidad tras las mentiras de ese mundo irreal. Esto es más que una sensación, aunque suene a ciencia ficción. Los expertos llevan tiempo alertando del peligro de ese espejismo y algunas instagramers ya han decidido enseñar la auténtica cara que hay detrás de la foto perfecta.

Según este estudio Royal Society for Public Health de Reino Unido, Instagram es la red social que tiene un efecto más negativo en sus usuarios. Para la investigación, se encuestó a 1.500 jóvenes de entre 14 y 24 años. La mayoría reconoció que IG era la que más les influía en la percepción de su imagen corporal, la que más aumentaba el temor a perder su intimidad y la que más les quitaba el sueño. Snapchat fue la segunda peor parada y Youtube, la mejor. La red social de vídeos compartidos tuvo una muy buena clasificación porque muchos jóvenes la consideran una buena herramienta para concienciar a la gente.

Según este otro estudio de Ditch the Label, Instagram también es la red social más peligrosa, la que causa más ansiedad y depresión, la que más influye en cómo percibimos nuestros cuerpos y nuestras propias vidas.

De los before and after de Kayla Itsines, la reina del fitness en IG, famosa por lograr cambios corporales espectaculares en poco tiempo; hemos pasado a los before and after de las que quieren "enseñar la verdad": mismo cuerpo, diferente postura. Una nueva moda, la de las fotos honestas, que pretende desmontar el espejismo de Instagram.En este caso, la flacidez, los granos y el encrespamiento son los que ganan likes. Entre tanta perfección clonada, ellas decidieron destacar por sus imperfecciones.

Segundos de diferencia

Chessie King es una de las últimas en apuntarse a la moda de las fotos honestas. Con sus imágenes, tomadas con apenas unos segundos de diferencia, enseña lo fácil que es engañar a sus seguidores.

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Ella, igual que han hecho otras antes, ha confesado sentirse culpable por haber retocado fotos en el pasado. Para eso utilizaba aplicaciones como Facetune y Make Me Thin ("Hazme delgada", en su traducción directa del inglés).

El objetivo: que la falsa perfección deje de ser una inspiración. Las imágenes sinceras de King y otras como Ally Rye y Zanna Van Dijk se entienden como la vacuna contra males como el #Thinspo, perverso hashtag utilizado para encontrar trucos peligrosos para conseguir estar tan delgada como la enésima chica que posa en tanga en la orilla del mar.

El caso de Essena O’Neil

Su caso es uno de los más conocidos. Esta estrella de IG lo dejó todo por culpa de la ansiedad que le provocaba tener que exponerse y mentir con cada una de sus actualizaciones en esta red social.

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’’Me hubiera gustado comer bien ese día. Probablemente le grité a mi hermana pequeña hasta que consiguiera una foto que me gustara’’.

"Las redes sociales, especialmente cómo las usé yo, no son reales. Son imágenes artificiales, editadas y seleccionadas. Es un sistema basado en la aprobación social, en el éxito por el número de seguidores. Es un juicio perfectamente orquestado que puede absorvert", explicó Essena O'Neil en uno de sus últimos posts.

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’’No hay nada zen en tratar de parecer zen, tomar una foto de ti misma tratando de ser zen y probando tu zen en Instagram’’.


Perdió 70.000 seguidores por una foto

Sophie Gray es otra de las que dijo basta. Esta joven canadiense solía publicar en Instagram fotos suyas entrenando o en biquini, hasta que se hartó y publicó una imagen honesta. Ese mismo día perdió 70.000 seguidores.

Sophie explicó que a pesar de la pérdida de seguidores, se sentía más feliz. "Todo lo que hacía giraba alrededor de esas fotos. Estaba constantemente preocupada por mi imagen porque mi cuerpo era 'mi valor' y mi cuenta (en IG) dependía de eso", contó Gray, que también tiene claro lo que busca la gente en esa red social: "Llevé mi cuenta de esa manera durante tres años. Yo elegía las imágenes que sabía que funcionaban mejor, porque me había dado cuenta de lo que la gente quería ver: más delgadez, más definición, más perfección".

Sophie también ha contado que durante esa época solía llorar antes de conseguir dormir, porque nunca estaba satisfecha. Le podía la ansiedad. Recuerda que un día tuvo un ataque de pánico en un aeropuerto y tuvo que conducir 38 horas con su novio porque era incapaz de subir al avión. Después de eso, llegó a la conclusión de que ya no publicaría fotos no-reales en su IG.

"Sé lo que es sentirse horrible. Sé lo que es querer desesperadamente ser otra persona. Sé lo que es mirarse en el espejo y llorar (...) No quiero empeorar el dolor y la ansiedad de nadie con mi representación de una vida o un cuerpo irreales. Quiero ser una inspiración para el cambio en positivo", ha asegurado Sophie.

La modelo que perdió seguidores

Stina Sanders también comprobó cómo se pueden perder miles de seguidores por subir fotos honestas. Le pasó cuando subió una de ella blanqueando su vello facial y con el pelo sin lavar y otra mientras estaba de tratamiento por el síndrome del intestino irritable. Ahí descubrió la hipocresía de las redes sociales.

Después de eso, entendió la ansiedad que le provocaban. Decidió tomarse algunos descansos, desconectarse de vez en cuando. "Si me doy cuenta de que me siento mal, mientras estoy mirando mis redes sociales, entonces dejo el teléfono y me voy a correr o llamo a algún amigo. Ese descanso es importante y me ayuda a recordar que lo que hay en las redes sociales no es real, sólo una proyección de lo que la gente quiere que veas. Puede ser fácil quedar atrapado en todo eso y comparar tu vida con los demás, pero la realidad es que nadie es perfecto. Para sentirme mejor sólo tengo para recordarme eso de vez en cuando", contó la modelo.

Un buen ángulo

"Con un buen ángulo y la ropa adecuada puedo transformar mi cuerpo en algo que la sociedad considere más aceptable que la foto de la derecha". Milly Smith es otra de las que han decidido exponerse desde la verdad, revelando trucos y, en cierta forma, humanizándose.

Milly anima siempre que puede a sus seguidores a no compararse con otros: "Las comparaciones nos roban la alegría y el amor propio".

Con sus fotos, demuestra que esas comparaciones son imposibles, porque comparamos nuestros cuerpos reales, con todas sus imperfecciones, con imágenes trucadas: "Tenemos que alejarnos de las personas que no nos hacen sentir felices, queridos y atractivos".