Por si no era ya suficientemente difícil pedir una bebida saludable cuando sales a tomar algo fuera de casa, la ciencia lo complica aún más: los refrescos light también engordan. Y más de lo que piensas. De hecho, a pesar de que hasta hoy los edulcorantes se hayan ganado el título de embajadores indiscutibles de la pérdida de peso, unos investigadores de la Universidad de Manitoba decidieron cerciorarse de los efectos a largo plazo de los endulzantes artificiales.

¿El resultado? No solo no existían pruebas claras de que ayudasen a adelgazar, sino que además las personas que consumían con regularidad este tipo de productos tenían un índice de masa corporal más alto, y con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Vamos, que no solo perjudicaban su figura, sino también su salud.

No basta con contar calorías

"Aunque en un principio pensamos que las calorías eran el problema, estamos descubriendo que estas no son el principal problema", asegura la investigadora Meghan Azad. Y es que una caloría no es una caloría, una afirmación que escuchamos cada vez más entre los dietistas-nutricionistas y que parece acabar con un largo reinado de los productos sin. Como Carlos Ríos, uno de los profesionales más conocidos por defender a ultranza lo que él llama comida real. Un término que hace referencia a todos aquellos alimentos que no necesitan etiquetas, como la verdura, los huevos, la fruta o la carne. Es decir, todos los que puedes encontrar en un mercado de toda la vida.

"Uno de los peores efectos colaterales que trajo el conocimiento y descubrimiento de las calorías fue equipararlo todo en una misma unidad de medida. Pero esa equivalencia no tiene en cuenta la absorción de esas calorías, el aporte de nutrientes que determinan el metabolismo de esas calorías ni el efecto en la conducta alimentaria del individuo antes, durante y después de su consumo", explica el experto en sus redes sociales.

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Pero volviendo a los edulcorantes, Azad explica que la razón de estas conexiones entre ellos y el aumento de peso podría estar en el cerebro, que al consumir con frecuencia edulcorantes tendería a escoger siempre alimentos dulces que, normalmente, son también ricos en grasas y calorías. "O incluso podríamos encontrar la respuesta en el intestino, ya que afectan negativamente a la microbiota, desatando todo tipo de alteraciones metabólicas como la obesidad o la diabetes", señala la investigadora.

Pero si contar calorías no funciona, las bebidas light engordan igual que los refrescos convencionales y necesitas perder peso sin aislarte de tu entorno social, ¿cuál es la solución de este enrevesado acertijo? Fácil: aprender a disfrutar del sabor natural de los alimentos. Reeduca tu paladar. Igual que un buen café acompañado de una onza de chocolate oscuro forma parte de los placeres adultos, hay un momento en la vida de todo amante de la vida sana en el que hay que elegir la pastilla roja y ver la realidad tal cual es, gastronómicamente hablando. Y si te gusta la cocina, ¡prueba a preparar tus propios refrescos en casa! Cuando salgas a comer fuera, siempre te quedará la opción de pedir un refrescante té con hielo.