La cultura de Internet, Netflix, los videojuegos, una crisis económica/social y, si nos ponemos a pensar, cualquier excusa por mínima que se nos ocurra, en general, nos ha permitido y casi obligado a pasar mucho tiempo en casa. Ya sea para estar tirados en el sofá - con el móvil en la mano, claro- o en la cama, pero, el poder hacer todo desde tu dispositivo móvil y/o ordenador portátil ha facilitado que podamos acceder a todo lo que necesitamos sin tener que quitarnos el pijama.

Dejando a un lado los matices o las posibles consecuencias de todo esto, en nuestra sociedad occidental el pasar mucho tiempo encerrados en casa es un fenómeno más o menos reciente, sin embargo, en Japón, desde hace varias décadas es algo no sólo más que común sino que, incluso, ha llegado a ser diagnosticado como una enfermedad.

¿Conoces el término hikikomori? Esta palabra japonesa significa apartarse, estar recluido, es decir, aislarse tanto que la persona en cuestión termina en un aislamiento social agudo. ¿Te resulta extraño? La cultura japonesa es mucho más estricta y cerrada que la nuestra, por lo que muchos jóvenes, ante tanta presión de su familia, la sociedad y un sistema académico demasiado exigente, deciden dejarlo todo y recluirse en sus hogares para siempre. Aunque esto nos puede parecer lejano y extraño al tratarse de una patología más propia de Japón, en realidad, durante los últimos años han aparecido bastantes casos de Hikikomori en España, Italia, India, Corea y Estados Unidos. Esta enfermedad -sí, ha sido diagnosticada como tal- la sufren más hombres que mujeres y, sobre todo, afecta a adolescentes o a jóvenes de hasta cuarenta años.

Te preguntarás ¿cómo es posible algo así? Los jóvenes hombres de entre 15 y 32 años, más o menos, que son hijos únicos o hermanos mayores, cargan con toda la responsabilidad y todas las expectativas de los padres - en la sociedad japonesa- y, claro, al no cumplir con la idea que se tenía sobre ellos, unido a un posible conflicto de educación y/o relación parental, desemboca en un trastorno conocido como Hikikomori. En realidad no es sólo el aislamiento, también suelen ser más factores como la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo, la extrema timidez o ver la sociedad y el mundo exterior como algo demasiado duro y agresivo. Ninguna de estas enfermedades son algo negativo, sin embargo, como todavía se siguen viendo como algo malo y no se naturalizan, es muy complicado ver el riesgo que suponen todas ellas juntas en una sola persona.

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Primera parte del documental Hikikomori, Jóvenes Invisibles.

A pesar de la delicadeza de este asunto, sí que es cierto que ya sea por motivación propia o por enfermedad, muchas personas han tenido que pasar largos periodos de tiempo dentro de sus camas.

Para estos casos leves de hikikomori, hemos encontrado la mejor forma de aprovechar el tiempo y de canalizar todos esos pensamientos y sentimientos en algo tangible y original, como el arte. Distintos artistas han experimentado en la cama - que no con ella- y han creado únicas y especiales obras de arte.

Dalí realizando distintos experimentos de luces en su habitación del hotel St.Regis de Nueva York. La colaboración con el fotógrafo Philippe Halsman nació tras la imagen Atomicus, en la que se puede ver al pintor saltando con tres gatos. A raíz de este trabajo conjunto, ambos estrecharon su relación, tanto a nivel de amistad como a nivel creativo.

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Dalí en su habitación experimentando con luces. Fotografía de Philippe Halsman para la revista LIFE.

Matisse diseñando la Capilla del Rosario en Vence, Alpes Marítimos. En el año 1949 Matisse no se encontraba muy bien de salud tras varias operaciones para superar el cáncer de duodeno. Por eso se instaló en el Hotel Regina de Cimiez, un barrio al norte de Niza, para completar el diseño de la Capilla del Rosario o Chapelle du Rosaire en Vence, situada en los Alpes Marítimos.

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Matisse diseñando la Capilla del Rosario en el Hotel Regina de Cimiez, Niza.

Frida Kahlo dibujando en su cama de su casa de Coyoacán. Las distintas operaciones a las que se vio sometida Frida Kahlo en el año 1925 tras un accidente de autobús le llevaron a pasar largos periodos de tiempo en la cama. Uno de sus cuadros más famosos, Autorretrato con Traje de Terciopelo realizado en 1926, fue pintado tras una de sus numerosas intervenciones quirúrgicas.

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Frida Kahlo pintando un cuadro en su cama en su casa de Coyoacán.

Andy Warhol y su metraje Sleep. En el año 1963, durante cinco horas y veinte minutos, Warhol grabó a su por aquél entonces amante, el poeta John Giorno, mientras dormía.

My Bed, realizada por Tracey Emin en el año 1998. Tras una fuerte depresión por una ruptura con su novio, la artista canalizó ese dolor que le mantuvo durante varios días seguidos en cama y creó la escultura My Bed. Aunque fue muy criticada, actualmente se puede ver en el museo Tate Britain de Londres junto a cuadros de Francis Bacon.

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Escultura My Bed realizada por Tracey Emin.

Existen muchos más ejemplos de obras y artistas que han conseguido crear arte tras pasar mucho tiempo en la cama. Así que, si conoces o intuyes algún caso incipiente de hikikomori o que, por una cosa u otra, va a pasar mucho tiempo en la cama, ya sea por una operación o una enfermedad, siempre puedes ponerle el ejemplo de estos distintos artistas que han sabido sacar partido a un contratiempo y han creado distintas obras de arte.