No se trata del último grito millennial, aunque tenga todas las papeletas para serlo. El chocolate rosa es tan real como parece. Y más natural de lo que piensas.

En 1819 Luis Cailler, montó la primera fábrica de chocolate en Suiza, y allí es donde la compañía chocolatera Berry Callebaut ha vuelto a conquistar el mercado con el descubrimiento de un nuevo producto: el cuarto chocolate, que por su color se ha ganado el nombre de Rubí. Toda una sorpresa para los que creyeron que ya no podía haber sucesor del blanco, que nació en los años 30. Ahora bien, seguro que te estarás preguntando... ¿Y a qué sabe?

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Antes de que respondas 'fresa' a la velocidad de la luz, te adelanto que por ahí van los tiros. Como ha declarado un conocido catador de chocolate estadounidense, Angus Kennedy al diario The Sun, el sabor es afrutado. Ahora bien, su suavidad puede convertirlo en el próximo enemigo de tu dieta: "Sabe tan ligero y afrutado que no te das cuenta de que estás tomándote una onza tras otra, algo que hará que los consumidores puedan consumir más de este tipo que de cualquier otro chocolate (que, por cierto, celebra su Día Mundial el 13 de septiembre) convencional. Si esto es bueno o malo, ya depende de tu punto de vista".

Es el resultado del triturar las vainas rojizas de las que proviene, y que le proporcionan ese color rosa tan llamativo. Es decir, que no tiene ni colorantes ni saborizantes artificiales. Eso sí, hasta llegar a este resultado, los investigadores se han pasado 10 años tratando de dar con la fórmula correcta. Y, según parece también tardaremos en probarlo en Europa, ya que se comercializará primero en China, donde se ha presentado el producto, y después en Estados Unidos.