Están en la montaña, otra vez, después de 20 años de verse con cuentagotas. A punto parece de romper esa poderosa historia de amor, cuando Jack Twist le dice desesperado a Ennis del Mar: “A veces te echo tanto de menos, que no puedo soportarlo”. Y en esa frase de Brokeback Mountain se resume ese delirio universal de la ruptura sentimental. Ese duelo, esa necesidad imperiosa del otro, una abstinencia que en ocasiones hace que saboteemos sin compasión nuestra propia dignidad.

Ponemos mil excusas para no pasar página, por no querer entender las palabras "se acabó", aunque sabemos que hay cosas que nunca debemos hacer tras romper con la pareja:

1-No intentes ponerle celoso

(O celosa, léase el artículo en el género que se prefiera). Ya lo habéis dejado todo bien claro, clarinete, sabes que no hay vuelta atrás. Se acabó. Finito. The end. Grábate esas palabras en tu mente y créetelas de una vez. Intentar dar celos a otra persona es siempre una mala idea. Antes, durante o después, jamás hay que caer en ese error que sólo demuestra inmadurez y te hará sentir como la persona más rastrera y ridícula del planeta Tierra. Piénsalo, en serio, imagínate haciendo el papelón... Déjalo estar y respira profundo.

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2-Noh lesh eshcibash borrkacha

Esta es una tentación horrible. Sales de noche y entre una cosa y otra has acabado bebiendo varias copas de más. Ese es otro misterio de la humanidad, las copas siempre se toman de más y nunca de menos. Un día tendremos que tomar copas de menos y contar cómo sienta eso.

Con varias de más, las probabilidades de acabar con el móvil en las manos y escribirle a duras penas lo desgraciada que eres sin él son altísimas. De hecho, casi seguro que ya lo hiciste el fin de semana pasado. Al día siguiente te levantaste con un sentimiento de culpa que ni la peor resaca del mundo puede excusar. Pero no hay manera, el tercer chupito de Jäger te ha hecho volver a ver la luz: “No puedoh vivirs ssin ti. Dondees estaz?”. “No meh rezponndez porquee eress un creetino...”.

En esas te pierdes un rato, entre el amor absoluto y el insulto recurrente. Nada bueno va a salir de esto. Y lo sabes.

3- No le acoses en Facebook

Ni en Instagram ni en Twitter ni ninguna red social. Sabemos que tienes una necesidad terrible de él, lo echas tanto de menos que esa ansiedad sólo la calmas buscando compulsivamente su rastro en Internet. Si te pones en plan stalker, esa bulimia sentimental sólo crecerá. Y crecerá y crecerá. Lo peor: acabarás por meter la pata y te dejarás en ridículo.

Ni le acoses ni cuentes en tu muro lo desdichada que eres, alma de cántaro. Tampoco finjas una falsa felicidad. De hecho, lo mejor que puedes hacer por ti es borrarlo como amigo y dejar de seguirlo. Hacer que desaparezca, aunque cuesta horrores, te aliviará y calmará los nervios.

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4-Ni se te ocurra visitar a sus padres

Hubo un momento, entre el "se acabó" y el "no olvides llevarte para siempre tu (p**o) cepillo de dientes", en que te pareció una idea genial visitar a sus padres. A la desesperada, creíste que conseguirías que se pusieran de tu parte y te echaran un cable. MEEEEC. Error. Eso no ocurrirá ni aunque él haya sido la peor persona del mundo, ni aunque se haya portado como un auténtico cretino.

Da igual. Eso no va a ocurrir, porque él es SU HIJO. Y que tú estés ahí poniéndolo a parir es una situación francamente desagradable. Hazte un favor y vete a llorar a tus propios padres, que siempre tendrán un abrazo para el desastre en el que se ha convertido su hija.

5-¡Tampoco a sus amigos!

Esto es duro, porque en algunas parejas los amigos del otro ya se consideran de uno. Pero las rupturas son así, muchas veces no sólo rompes con esa persona, sino también con su familia y amigos. Y duele, claro que duele, pero si eran sus amigos lo más normal es que sigan siendo suyos. No tuyos. Que te des cuenta de eso y los saques de tu vida te ayudará a pasar página. A ti y a ellos.

6-Un clavo NO saca a otro clavo

¡Por supuesto que no, insensata! Ahora que estás libre, lo mejor es que te des cuenta de las infinitas ventajas de la vida en soledad. Agarrarse a un clavo ardiendo nunca es una buena opción. Aprovecha este momento para ti y no te metas de cabeza a ciegas en otra relación.