Nunca les va bien nada, siempre se quejan por todo y arrastran un pesimismo frustrante. Son las personas difíciles, la gente 'ceniza' que transmite mal rollo con su sola presencia. Esos que parecen siempre enfadados, cabreados con el mundo. Todos conocemos a un pequeño puñado de ellos. Y lo peor, puede que tú lo seas (¡O yo!) y aún no te hayas dado cuenta. Los plastas negativos están ahí fuera y conviene saber cómo tratarlos.

Si se trata de algún conocido, alguien lejano a quien no te une ningún vínculo, lo mejor es ignorar y evitar encontrártelo. No tiene por qué estar en tu vida, así que delete.

Pero, ¿qué podemos hacer cuando es alguien a quien no nos queda otra que aguantar? Si el gruñón es tu padre, tu hermano o un compañero de trabajo, tendrás que tragártelo a la fuerza. Según la psicóloga Ilena Strauss, no es una buena idea callar y aguantar, ya que toda esa negatividad que rodea a esas personas cenizas acaba por mermar la paciencia del más santo. Es decir: terminarás explotando.

Lo primero que hay que tener claro, explica la experta, es que tienes que aceptar que no puedes cambiar el comportamiento de un 'cenizo', pero sí tu manera de relacionarte con él. Para eso hay que saber que se dividen en dos tipos: los hostiles y los pasivo agresivos. Tu forma de relacionarte con ellos dependerá de en qué grupo se encuentren.

INTENTA ESCUCHAR... DE VERDAD

Para entender a tu cenizo, tienes que aprender a escuchar, es decir, practicar la llamada "escucha activa". Esto es escuchar y repetir, resumir o parafrasear lo que el otro te está contando. Si en lugar de evitar al cenizo intentamos escucharlo, explica Strauss, nuestra percepción de él puede cambiar y nuestra forma de relacionarnos.

"La gente que nos irrita, por lo general, tiene algo que mostrarnos acerca de nosotros mismos", recuerda Strauss. Por eso debemos preguntarnos por qué nos molesta tanto ese cenizo en particular y, sobre todo, por qué no soportamos según qué comentarios. Muy probablemente sea porque somos susceptibles, nos pinchan donde nos duele y echamos la culpa al otro porque creemos que es una persona complicada y gris.

Si el cenizo es alguien muy cercano, conviene hablar los problemas directamente, sostiene Strauss, pero "no vale la pena hacerlo con alguien a quien vemos de vez en cuando".

Si has decidido enfrentarte a él por un tema en concreto, primero debes pensar en cómo se lo tomará y si hay posibilidades de conseguir que esa persona cambie: "Es importante establecer metas antes de decidir hablar con alguien sobre cosas que te gustaría que cambiaran".

En cualquier caso, conviene aceptar que hay 'cenizos' que no cambiarán nunca, por mucho que lo intentemos. Lo único que nos queda es aceptarlos y quererlos desde la distancia.