El amor es el motor. Esa frase forma parte del estribillo de muchas canciones. A veces, esta o derivadas, las cantamos a pleno pulmón cuando suenan en la radio sin ser plenamente conscientes de a qué se refiere. Pero la verdad es que, cuando lo experimentamos, entendemos qué supone esa frase tan aparentemente simple: estamos más contentos, parece que todo nos sale bien. El amor correspondido es el mejor antídoto para cualquier situación adversa. Y, esto es así, no porque hemos encontrado al amor de nuestra vida o a quien nos hace sentir eso, sino que es nuestro cerebro el que reacciona ante esta situación nueva.

Cuando nos enamoramos, en nuestro cerebro se libera un cóctel de hormonas que genera una distorsión cognitiva y emocional ante todo lo que nos rodea. Esto es una sensación genial, sobre todo si ese amor es recíproco: los niveles de oxitocina, dopamina o serotonina, llegan a determinados niveles para hacernos sentir especiales y eufóricos. Y es que todo este revuelo hormonal convierte –sobre todo el inicio– una relación en algo mágico y único, que nos lleva a centrar la atención en la persona con la que estamos y convertirla en uno de los focos más importantes de nuestra vida.

No obstante, estas mismas hormonas pueden hacer que nos "ceguemos" con esa persona y descartemos o justifiquemos conductas que son tóxicas, llevándonos así a vivir una relación que no nos conviene. Si crees que estás en una relación que te aporta aspectos negativos o te lo preguntas, pon atención a estas situaciones. Cabe destacar que, por que se cumplan uno o dos puntos, nada es determinante, es decir, sé consciente de tu estado de ánimo, de lo que supone para ti estar con esa persona y si te conviene continuar con una relación así.

Cómo saber si tu relación es tóxica

Hemos destacado varios puntos que van más allá de las situaciones más obvias y que, además, pueden confundirnos y llevarnos a auto convencernos de que no son graves.

Prioridades

Fíjate si tu pareja abusa de hacer planes con otros amigos, toma decisiones sin ponerlas en común o pospone estar a solas contigo de una manera que justifica con muchos argumentos sin que le preguntes. Si esto resulta ser un comportamiento repetido, pregúntate si esa es una relación en la que quieres estar. Por supuesto que tú no debes de ser su prioridad, pero estáis en una relación de dos, y eso supone tener un compromiso. Si vivís juntos y, cuando lo habláis, se excusa en eso, no termines dándole la razón. El hecho de que viváis juntos no significa que ya pasáis tiempo juntos.

Chantaje emocional

Si recurre a imposiciones o coacciones para que decidas cosas que al final terminarán beneficiándole a él o ella, toma medidas. Los planes o decisiones, ya sean cosa de los dos o algo que solo te incumba a ti tienen que hacerse desde la libertad total, no desde el chantaje emocional, por muy pequeño que parezca. Por ejemplo, si te dice: "o damos este paso para crecer en nuestra relación o acabamos", no es un gesto de amor, sino de presión. No cedas ante estas situaciones.

Dependencia

Si la rutina de tu pareja depende de lo que hagas o viceversa –más de la cuenta–, revisa qué es lo que puede estar mal. El amor no supone un "no puedo vivir sin ti" o "te necesito en mi vida", eso es ser dependiente de alguien. Y eso pasa, en ocasiones, porque hay personas que no conciben vivir sin estar en una relación. No seas una de ellas ni te dejes llevar por una frustración simplemente porque pienses que no puedes "vivir en soledad". Muchas personas, por el hecho de pensar así, alargan una relación en la que se quieren mal y lo que no saben es la cantidad de personas y experiencias que se están perdiendo por no ser valientes y afrontar su situación.

Desequilibrio emocional

Si la persona con la que estás te resta energía porque es negativa o te desequilibra porque es inestable –tan pronto está contenta, como estresada o triste–, háblalo con él o ella y exponle lo que te hace sentir. Siempre se puede recurrir a ayuda externa para encontrar un equilibrio. Si, por el contrario, se niega a mejorar y apostar por una relación y ambiente más sano, valora si te compensa estar con una persona que se cierra a una opción que también te ayudaría a ti.

Cómo salir de una relación tóxica

La escritora y coach Marina Fernández Lorente recomienda: «lo primero que has de preguntarte es: ¿este es el tipo de relación de pareja que siempre he querido para mí?». Esto es, ¿la vida que tengo es la que merezco? En función de tu respuesta, que ha de ser lo más sincera posible independientemente de que no quieras aceptarla, pon remedio si es necesario.

Háblalo con tu círculo más cercano

Necesitas apoyo de personas que realmente te quieran. Desde tu padre, madre o hermanos, hasta un compañero de trabajo, siempre puedes tener una perspectiva que te lance a tomar decisiones y personas que te apoyen justo después.

Pide ayuda a profesionales

La psicología y el coaching son dos técnicas muy valiosas que te servirán para concebir todo desde un punto de vista más lógico y te convertirán en una persona más poderosa.

Ten en cuenta algo esencial

La felicidad no depende de tener una relación amorosa con una persona. Después de una ruptura es muy bueno tener tiempo de reflexión para reencontrarte con tu yo más auténtico y la independencia te llevará a tomar decisiones que quizás nunca hubieras llegado a reflexionar.

Fecha original del artículo: 2017.