Para muchos de nosotros puede resultar extraño no tener permiso para acudir a la proyección de un largometraje a las cientos de salas que inundan nuestro país, pero para los saudíes el simple hecho de ver una película queda relegado desde hace más de 35 años a la clandestinidad de los hogares, sorteando las imposiciones del régimen más autoritario. Arabia Saudí siempre ha destacado y se ha encontrado en el ojo del huracán por ser uno de los países más extremistas en relación a los derechos humanos y libertades fundamentales, denunciado en varias ocasiones por Amnistía Internacional y otras organizaciones no gubernamentales.Fue en los años 80 cuando prohibieron la mayoría de actividades culturales, de ocio y manifestaciones artísticas, entre las que estaban incluidas el cine.

Con la entrada en escena del príncipe heredero Mohamed bin Salman, hijo del actual rey Salmán bin Abdelaziz, se están viviendo momentos de cambio y evolución en el régimen. En octubre de este mismo año, el joven futuro monarca afirmó haber comenzado un proceso para volver al "Islam moderado y abierto al mundo y a las religiones" y parece ser que esta ha sido una de las nuevas medidas para dar un paso más hacia la tolerancia alejado del extremismo tan presente en las últimas décadas en el país. Este lunes 11 de diciembre será recordado por muchos, como el día en el que se aprobó la apertura de salas de cine en el país durante el año 2018. "Esto marca un momento decisivo en el desarrollo de la economía cultural en el Reino", anuncia el comunicado emitido por el ministro de Cultura e Información, Awwad Alabad. Según el mismo ya se han comenzado a aprobar las licencias para la apertura de las salas y se prevé que en marzo del año que viene los cines ya puedan ofrecer las proyecciones cinematográficas, un hecho no presenciado desde hace más de 35 años.

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Cartel de ’La Bicicleta Verde’

Sin duda, era uno de los anuncios más esperados por parte de la población a la hora de tratar las libertades culturales y de ocio. Hace cinco años, hubo un rayo de luz que las autoridades saudíes se encargaron de apagar enseguida. Y es que con el estreno de La Bicicleta Verde (Wadjda), el primer largometraje rodado, producido y dirigido en Arabia Saudí por la cineasta Haifaa Al Mansour en el 2012, en las redes sociales se difundió el rumor de que la reapertura de las salas estaba muy cerca, pero lejos de ser así, los saudíes tuvieron que conformarse con ver la película en la clandestinidad o viajando a países donde los cines sí que estuvieran permitidos. La película avalada por la crítica internacional estuvo nominada a varios galardones, entre ellos el BAFTA a mejor película de habla no inglesa y luchó por la carrera hacia los Oscar. En 2016 se estrenó el segundo largometraje con sello saudí, Barakah Yoqabil Baraka, una comedia romántica dirigida y escrita por Mahmoud Sabbagh con muy buena acogida. El lunes, ambos directores mostraron su ilusión al conocer la noticia. Sin ellos y sin sus películas a lo largo del camino, puede que esta noticia no hubiera llegado hasta dentro de varios años.

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Se prevé que sea la película Born a King, la encargada de convertirse en la proyección inaugural. Este filme que tiene fechado su estreno para 2018, es la primera película europea rodada en el conocido como Reino del Desierto y está dirigida por el español Agustín Villaronga (Pa Negre e Incierta Gloria) y protagonizada por Ed Skrein (Juego de Tronos), Hermione Corfiled (Rey Arturo), Kenneth Cranham (Maléfica), entre otros.

La medida surge como parte del programa de reforma social y económica 'Visión 2030' bajo la dirección del príncipe Mohammed bin Salman. "Vision 2030 tiene como objetivo aumentar el gasto de los hogares saudíes en actividades culturales y de entretenimiento del 2,9% actualmente al 6% para 2030. La medida abre un mercado interno de más de 32 millones de personas. Se prevé que en 2030 el Reino habrá abierto más de 300 salas de cine, con más de 2.000 pantallas", informa el comunicado emitido el pasado lunes por parte del Ministerio de Cultura e Información.

Mohammed bin Salman tiene claro que quiere ser el rostro de la nueva Arabia Saudí, y está poniendo bastante empeño en conseguirlo. Una de sus últimas medidas también ha sido el permitir a las mujeres sacarse el carnet de conducir, algo que estaba prohibido hasta este mismo año. Suena a broma que en 2017 aún existan países en los que las mujeres no puedan ponerse al frente del volante, que una pareja se bese o se coja de la mano en público, hacer una fotografía, ser homosexual, leer determinados libros, ir andando sola por la calle o ver una simple película.

Por desgracia, esta es una realidad a la que aún tenemos que hacer frente en la actualidad y noticias como estas son importantes, no solo por su relevancia cultural, sino para confirmar el hecho de que aún queda mucho camino por recorrer en cuestión de derechos de igualdad y libertades sociales en la mayoría de países del globo. Por el momento habrá que esperar para comprobar qué tipo de películas se estrenan en las salas saudíes y cuáles consiguen cruzar la frontera de la censura, pero el hecho de que el cine vuelva más de 35 años después de su prohibición ya es todo un paso que debemos guardar y recordar para la posteridad.