No son buenos tiempos para los lugares con más historia de Madrid. En los últimos años, la capital ha visto cerrar varios de sus espacios más emblemáticos, varios de sus barrios más castizos. En el barrio de Malasaña, primero fue el Mercado de Fuencarral y, no hace tanto, el Café Comercial, un espacio que había estado frecuentado, durante décadas, por pensadores y escritores, un lugar de culto a la literatura y el arte. El pasado 28 de febrero, el barrio de Chamberí veía cerrar los Cines Palafox, una de las salas de cine más grandes y con más historia de la ciudad. Ahora, es el Paseo de la Castellana el que echa el cierre a uno de sus establecimientos más famosos; Embassy, el emblemático salón de té, dirá adiós a sus clientes tras más de 85 años de historia.

Abrió sus puertas por primera vez en 1931, a manos de una irlandesa divorciada, Margaret Kearney Taylor, que al llegar a Madrid se dio cuenta de que había muchos lugares para que los hombres se reunieran, pero ninguno para mujeres. Desde aquel momento, Embassy se convirtió en el punto de encuentro de los rostros más importantes de la alta sociedad madrileña.

Durante los años 30 y 40, Embassy no solo fue el lugar en el que aristócratas y diplomáticos tomaban el té, sino que se convirtió además en un refugio para más de 30.000 judíos. El nombre del local se basó en la localización del mismo, debido a la proximidad de las embajadas, especialmente la inglesa y la alemana. Y aunque en España no hubo persecución a judíos, todo individiuo que entraba en el país sin documentación era deportado. Es por esto que desde la embajada británica, se invirtieron unas mil libras al día para dar cobijo a estos refugiados. El sótano de Embassy se convirtió en el lugar idóneo para dar refugio, donde había un horno para hacer repostería y permitía que aquellas personas recibieran alimentos, atención y algo de dinero.

Pasaron años y décadas, y Embassy se convirtió en un lugar de culto para las clases altas modernas. Este salón de té ubicado en plena Castellana fue un atractivo para políticos y ministros de la ciudad, pero también para actores y artistas, y un lugar de paso, incluso, para personajes de Hollywood. Harrison Ford, Viggo Mortensen o Rusell Crow son algunos de los nombres extranjeros que pasaron por Embassy y, entre los nacionales, Javier Bardem, Miguel Bosé o algunos miembros de la familia Real eran asiduos a sus dulces y demás creaciones.

Sin duda, un lugar con casi un siglo de vida que deja toda su historia en el centro de la capital. Aunque todavía no se conocen los motivos del cierre ni lo que ocurrirá con el local, parece que Embassy cerrará sus puertas por última vez a final de este mes.