Se conocieron cuando él tenía 15 años y ella 39. El matrimonio entre Emmanuel Macron y Brigitte Trogneux es una gran historia de amor, la pasión entre un alumno y su profesora que a pesar de todos los obstáculos han conseguido estar ya más de dos décadas juntos. Se llevan 24 años, es cierto, ahora ella tiene 64 y él 39, pero cuando uno se acerca a su historia, nota pronto que ese dato es secundario. La fuerza de esta pareja rompedora va más allá de todos los titulares que haya podido acaparar esa diferencia de edad entre ambos.

Todo empezó cuando un Macron adolescente era alumno de La Providence, un colegio privado jesuita de Amiens, donde Brigitte daba clases de francés y llevaba el grupo de teatro. Ella, que viene de familia acomodada, estaba casada con un banquero y tenía tres hijos. El nuevo presidente de Francia se enamoró locamente de su profesora y empezaron una relación furtiva de la que acabaron enterándose los padres, que alejaron a su hijo de la maestra llevándoselo a París. "Hagan lo que hagan me casaré contigo", le dijo a Brigitte.

"Al final el amor lo arrasó todo y terminé divorciándome de mi marido. No pude evitarlo. Mis padres, ya mayores, no se lo tomaron muy bien, pero para mí no era un problema la diferencia de edad. Lo más importante eran mis hijos, que lo aceptaron sin problema. El resto es basura”, confesó Briggite en esta entrevista con París Match.

Ella siguió casada y él continuó sus estudios en la capital francesa y acabó trabajando en la banca de inversión y para el Gobierno. Hasta que cuando él cumplió 18 años, tal y como prometió, volvió a buscarla y comprobaron que aquel antiguo amor no se había apagado. Brigitte dejó a su marido y en 2007 se casó con Macron.

"Laetitia Casta podría desnudarse delante de mi hijo y él ni la miraría", aseguró la madre del nuevo presidente francés. "Cuando sea elegido, Brigitte tendrá su lugar, no detrás ni escondida, sino a mi lado, donde siempre ha estado", dijo Macron tras ganar la primera vuelta de las elecciones francesas. Todos destacan la personalidad de Brigitte, la mujer que ha roto los estereotipos de la política francesa, que no acostumbra a hablar de la vida familia de sus dirigentes. "Su presencia tranquiliza, tiene una voz que contradice o estimula, un ojo que valida o desaprueba. Ella es la parte no negociable de su esposo", aseguran en este artículo de L’Express.

Emmanuel y Brigitte han formado una familia atípica, en la que dos de los tres hijos de Brigitte son mayores que Macron y él llama nietos a los de ella (que es abuela de siete niños). Tanto la nueva primera dama como sus hijos han estado muy implicados en la campaña electoral. Tanto, que muchos aseguran que ha sido Brigitte el auténtico cerebro que ha llevado a Emmanuel a conseguir ser el presidente más joven que ha tenido Francia.

Una familia poco convencional y coordinada como un reloj suizo: el hijo mayor de Brigitte, Sébastien, es ingeniero y se ha encargado de la campaña en las redes sociales; el mediano, Laurence, es cardiólogo y ha controlado el estado de salud del candidato en todo momento; y la pequeña, Tiphaine, abogada y responsable de los actos electorales. La complicidad entre todos los miembros de la familia es evidente.

Ella no se separa de él. Ni él de ella. Esa necesidad de estar juntos ya causó polémica cuando Brigitte acompañaba a su marido a las reuniones que mantenía cuando era ministro de Economía enla presidencia de Hollande. Durante la campaña, se les ha visto juntos en todos los mítines. Nadie entiende a Macron sin Brigitte. Él no se cansa de repetir, "yo soy yo porque está ella". Durante la carrera electoral, ella fue quien perfeccionó la oratoria del nuevo presidente francés y quien le aconsejó sobre el modo de dirigirse a los votantes. Cariñosa, simpática y desenfadada, los franceses se han rendido a los encantos de su nueva primera dama.

La pasión de la pareja es tan clara y su carisma tan abrumador que, durante la campaña, se lanzó el bulo de que Macron es homosexual y le atribuyeron una relación con el presidente de Radio France, Mathieu Gallet. Rumores que él negó con guasa: "Puesto que ella comparte mi vida de la mañana a la noche, sólo cabría preguntarse cómo, físicamente, yo podría manejarlo".

El matrimonio ha acapardo tantos titulares que hay quien critica que se dé tanta relevancia a su diferencia de edad, cuando es la misma que se llevan Donald Trump (70 años) y su mujer Melania (46). Y quizá sea cierto que hay un tufo machista entre tanta noticia y reportaje destacando que ella es mucho mayor que su marido, pero no deja de ser importante. Aún no estamos acostumbrados, aún nos sorprendemos cuando una mujer es mucho mayor que su pareja. Por eso es necesario reivindicarlas, hablar de las que, como la de Brigitte y Emmanuel, han roto moldes.

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