La industria cinematográfica (y el globo) sigue obsesionada con Audrey Hepburn (1929-1993), y es que la belga es, sin lugar a dudas, una de las mayores alegorías del cine de mediados del siglo XX. Prácticamente todas las películas en las que aparece Hepburn están tildadas con el difícil “culto”. La imagen de la actriz, ya sólo viva en tazas, afiches de Ikea e intentonas Pop Art, es emulada hasta la saciedad por las celebrities, y su nombre, ligado a un jugoso titular, siempre da lugar a infinidad de likes y comentarios.

¿Lo hará hoy? Según informa la casa de pujas Bonhams, la colección de epístolas escritas por la actriz durante la década más dramática de su vida ha sido vendida por 13.600 euros, más del doble de su estimación.

En la correspondencia, que fue escrita entre 1951 y 1960, Hepburn habla sobre amor, rupturas sentimentales, trabajo y familia, y se dirige, entre otros, a su amigo y mentor Felix Aylmer.

“¿Lo puedes creer?”, le escribe una Hepburn de 22 años a Aylmer. “Estoy en Monte Carlo trabajando en una película francesa. El lugar es divino. Esto es lo mejor que me ha pasado en la vida”.

En algunas de las misivas la belga revela momentos verdaderamente tumultuosos. “Se trata de cartas sinceras y honestas en las que la actriz nos abre su corazón”, compartía hace unas semanas Katherine Schofield, miembro del equipo que forma Bonhams. “En ellas encontramos a una Hepburn inocente y alegre, incapaz de imaginar lo que le tenía deparado el futuro. A pesar de su humildad y sus ganas de trabajar, ya hace gala de esa elegancia y sofisticación que enamoraría al mundo”.

Bonhams también ha subastado otros lotes relacionados con la estrella entre los que se incluyen un cartel de Desayuno con diamantes, vendido por cerca de 6.800 euros, y una fotografía de la actriz realizada por Terry O’Neill, vendida por 3.450 euros (aprox.).