"Harvey Weinstein era una cinéfilo a pasionado, un temerario, un mecenas del talento en el cine, un padre adorable y un monstruo. Durante años, fue mi monstruo". Así comienza la carta firmada por Salma Hayek en The New York Times, donde confiesa todos los abusos que sufrió por parte de Harvey Weinstein cuando ella era una joven actriz con una carrera brillante por delante, y Weinstein se cruzó en su camino como productor de uno de sus proyectos más personales, Frida.

El caso de Harvey Weinstein está haciendo que miremos con otros ojos esas películas que han escrito la historia más reciente del cine. Películas que, a priori, no mostraban a los espectadores más allá de las historias en pantalla, están desvelando su lado más oscuro, el que sucedía detrás de las cámaras. Actrices acosadas, violaciones cuya ficción era dudosa, mujeres que eran forzadas a plasmar la felicidad de un nuevo estreno cuando todo el preoceso había sido un suplicio... Imágenes que proyectaban una absoluta mentira sobre el mundo del cine y cientos de abusos, acosos y violaciones encubiertas tras la fabulosa máscara de Hollywood.

La última en unirse a todas esas actrices, modelos y celebridades en denunciar los abusos del productor Harvey Weinstein ha sido Salma Hayek, a través esta carta publicada en The New York Times donde relata su experiencia con el productor, con especial hincapié en la grabación y promoción de la película Frida. La actriz explica el porqué de su silencio durante tantos años, incluso meses después de que muchas actrices alzara n la voz al respecto: "Tuve que enfrentarme a mi cobardía y aceptar humildemente que mi historia, tan importante como para mí, no era más que una gota en un océano de tristeza y confusión. Sentía que a estas alturas nadie se preocuparía por mi dolor, tal vez esto fue un efecto de las muchas veces que me dijeron, especialmente Harvey, que no era nadie".

Según cuenta Salma Hayek, conoció a Harvey a través del director Robert Rodriguez y su entonces mujer, la productora Elizabeth Avellan, "sabiendo lo que sé ahora, creo que fue mi relación con ellos (así como con Quentin Tarantino y George Clooney) lo que me salvó de ser violada", explica en su relato. Hayek añade en la carta los términos de su conntrato, por el que Harvey Weinstein pagaría la película de Frida y ella, además, se comprometía a participar en otras películas para Megamix.

La crudeza del relato cobra fuerza cuando Hayek comienza a explicar detalladamente cada uno de sus encuentros con Weinstein, cada una de las ocasiones en las que él la acosaba e intentaba tener encuentros sexuales y forzados con ella. "Desde el principio mi día a día consistió en decir no. Noa abrirle la puerta a todas las horas de la noche, hotel tras hotel, ubicación tras ubicación, donde aparecía inesperadamente, incluso en lugares en los que yo estaba haciendo una película en la que él ni siquiera estaba involucrado. No a ducharme con él. No a dejar que me viese ducharme. No a dejar que me diese un masaje. No a dejar una mujer desnuda me diese un masaje. No a que me hiciese sexo oral. No a desnudarme con otra mujer. No, no, no, no... Y con cada negativa, aparecía la ira maquiavélica de Harvey".

Salma Hayek relata además cómo Weinstein intentó desvincularse de Frida cuando la actriz se negó a mantener relaciones sexuales con él, cómo él exigió que el personaje de Frida fuese más sexy, cómo hizo lo posible porque hubiese una escena de sexo explícito entre dos mujeres y cómo la película triunfó, le dio seis nominaciones a los Oscar a Harvey de los cuales, finalmente, se llevó dos.

La actriz culmina su carta con una reflexión sobre la situación actual de desigualdad y la marea de acusaciones que estamos viviendo en los últimos meses. "Hasta que no haya igualdad en nuestra industria, con hombres y mujeres que sean valorados de igual manera en todos los aspectos, nuestra comunidad continuará siendo un terreno fértil para los depredadores. Quiero dar las gracias a todos los que están escuchando nuestras experiencias. Espero que al sumar mi voz al coro de aquellas que finalmente están hablando aclare por qué es tan difícil, y por qué tantas de nosotras hemos esperado tanto tiempo. Los hombres acosaban sexualmente porque podían. Las mujeres estamos hablando hoy porque, en esta nueva era, finalmente podemos".