Ni truco ni trato. Justo a tiempo para Halloween, Disney, la propietaria de Lucasfilm desde 2012 (y, en consecuencia, de los derechos sobre cualquiera de los títulos de la productora de George Lucas), anunciaba su decisión de eliminar las etiquetas niño y niña de los disfraces infantiles de la saga de La guerra de las galaxias, dinamitando así las diferencias de género. La noticia saltaba prácticamente a la vez que un rumor algo más sospechoso, lanzado vía página oficial de Facebook de la resucitada franquicia: la intención de los estudios del tío Walt de hacer desaparecer del mapa de su mercadotecnia toda referencia a la imagen sexualizada de la princesa Leia con su biquini metálico (la esclava Leia, según aparece en El retorno del Jedi, de 1983, y se anuncia en no pocos productos de merchandising, juguetes incluidos). Las quejas de un padre soltero de dos crías de Filadelfia habrían tenido la culpa. La propia actriz que da vida al personaje, Carrie Fisher, terminaba de encender esta hoguera con su consejo a Daisy Ridley, nueva heroína galáctica, en el número de octubre de la revista Interview: “No seas una esclava como fui yo”, le decía a su joven padawan, animándola a luchar por una vestimenta digna en los muñecos de acción que, invariablemente, se comercializarán a su imagen y semejanza, que en esta galaxia aún hay tomate sexista.

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El pretendido y muy cacareado componente girl power de El despertar de la fuerza ha vuelto a poner sobre la mesa el viejo debate: ¿ha existido alguna vez paridad en el universo Star Wars? ¿Han hecho justicia esos, hasta la fecha, seis episodios a sus por otro lado escasísimas protagonistas? ¿Qué pasa con el lado femenino de la fuerza? Cualquier pregunta remite de nuevo a la princesa Leia Organa, esa feminista atrapada en un cuento de hadas de ciencia ficción. Su irrupción en la gran pantalla, en 1977, con la segunda ola del feminismo en pleno apogeo, marcó desde luego a toda una generación de mujeres. “Trascendió cualquier arquetipo: era una princesa, pero no una damisela en apuros; era una guerrera, pero no se guiaba solo por la espada o la pistola láser; era una hermana, y al final seguramente una esposa y madre, pero nunca deja de ser una rebelde, ejemplificando así las cualidades tradicionales y feministas del héroe”, razona desde su despacho en la Universidad de Río Grande de Texas la profesora de Literatura y Estudios Culturales Diana Dominguez. Autora del ensayo El feminismo y la fuerza: empoderamiento y desilusión en una galaxia muy, muy lejana, que se incluye en el libro Star Wars, filosofía para una saga de culto (publicado ahora en España por la editorial Errata Naturae), la académica mantiene que lo mejor es que Leia “podía ser como los chicos, jugar con ellos en las mismas condiciones sin ser castigada por tal motivo”.

"Lo mejor del personaje es que podía ser como los chicos, jugar con ellos en las mismas condiciones y no ser castigada por tal motivo"

Al final, resulta que Lucas no es ese misógino que algunas estudiosas feministas quieren evidenciar, sobre todo a la vista de la decepcionante evolución del personaje de Padmé Amidala, la madre de Leia (interpretada por Natalie Portman en la trilogía de las precuelas): una política apasionada que acaba siendo víctima del amor, malos tratos incluidos. “La falta de ganas de vivir de Padmé, tras la traición de Anakin, se parece de modo alarmante a la de tantas historias de mujeres que han perdido sus voces, sus vidas y hasta sus almas para no perder a sus parejas. Y lo peor es que es un ejemplo que a muchos chicos y chicas jóvenes de hoy les parece bien. De repente, es como si hubiéramos retrocedido 40 años en nuestra lucha”, reflexiona Dominguez, que ya tiene su entrada reservada para el estreno de El despertar de la fuerza y confía en que las poderosas presencias de Ridley y Gwendoline Christie recuperen el legado de la princesa Leia: “No hace mucho, volví a ver con una amiga y su hija pequeña la película original. La cara de asombro y admiración de la cría cuando ella está en escena lo decía todo. Ahí tienes el verdadero lado feminista de la fuerza”.