A sus 71 años, Diane Keaton es una de esas mujeres que despiertan una envidia irremediable sobre sobre el resto. Carismática y triunfadora como pocas, su currículum sería casi inalcanzable por alguien de carne y hueso. Ganó un Oscar por su papel en Annie Hall, ha sido nominada en otras dos ocasiones, ha escrito un total de tres libros, es madre de dos hijos adoptados y hasta tiene su propia marca de vinos. Además, Keaton acaba de irrumpir en el género televisivo con su participación en la serie de Netflix The young Pope.

Sin embargo, todavía hay algo que se le resiste: el éxito en las redes sociales. Mientras que a la mayoría de usuarios con influencia en Instagram les basta con un par de selfies bien hechos, restaurantes con encanto y bonitos parajes a su alrededor para mantener el estatus en la red social, parece que Keaton no da con la clave para arrasar en la red.

La actriz se unió a Instagram hace ya dos años, aunque sí es cierto que, hasta hace cinco semanas, había estado prácticamente inactiva en la red social. Aun así, y teniendo en cuenta el impacto que suelen tener los rostros de Hollywood en la red, los apenas 6 mil seguidores de Diane Keaton en Instagram son algo digno de estudio.

Eso sí, hay que reconocer que sus publicaciones no cumplen con el prototipo de instantáneas que solemos encontrar en nuestro Timeline. Si queréis seguir a Diane Keaton, no esperéis playas, paisajes coloridos ni selfies en familia. En su perfil encontraréis bustos antiguos que encontró durante el rodaje de su última serie en Roma, graffitis en casas abandonadas o reliquias tomadas por algunos de sus fotógrafos favoritos e, incluso, por ella misma.

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