16 escenas de Penélope Cruz en ‘Jamón, jamón’ que deberían estar expuestas en todos los museos
¡No solo en el Museo del Jamón! Que también. La visionaria película de Bigas Luna cumple 25 años.
Ya hace 25 años que Penélope Cruz bajó del cielo (más tarde se descubrió que se llamaba Alcobendas), con un jamón debajo del brazo, para subir la libido de una España en plena ruta del Bakalao y verbenas de pueblo. Chimo Bayo encendía todas las almas nocturnas a base de descargas eléctricas y Bigas Luna lanzaba sus flechas de Cupido en Jamón, jamón, esa profecía con olor a tortilla de patata, ajo y embutidos.
Con Jamón, jamón Bigas Luna estaba haciendo, sin saberlo, su 2001: Una odisea del espacio ibérica. La química sexual con Javier Bardem –capaz de traspasar la frontera de la excitación de cualquiera– conseguía que Penélope encontrara su particular monolito en su hipersexualizado salto al cine, con sólo 18 años, después de vibrar con Mecano en el videoclip de La fuerza del destino.
Que la hija de Penélope Cruz y Javier Bardem se llame Luna no es casualidad. Es el apellido de su Cupido personal. Como tampoco es casualidad que sea José Luis Alcaine el director de fotografía también de Volver (Pedro Almodóvar, 2006). La Silvia de Jamón, jamón bien debería servir como la versión adolescente de una enamoradiza y pueblerina Raimunda.
De la visionaria explosión de fuegos artificiales entre estos dos a la veneración de ese toro de Osborne tan nuestro y que ves cada vez que viajas en coche. Todos los siguientes momentos de Penélope Cruz en Jamón, jamón no están expuestos en ningún museo de España y no entendemos por qué. Toda historia de amor tiene su origen y esta es la suya.
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