"He vivido muy rápido y moriré joven. Nunca pensé que llegaría a cumplir 21." Demi Lovato saltó al estrellato como niña Disney, protagonizando las películas de Camp Rock. Eso le llevó, en sus primeros años de juventud, a los problemas con la droga, el alcohol y la anorexia. Hoy, una Demi totalmente recuperada, afronta su pasado y se sincera en una entrevista con la revista American Way.

En la actualidad, Demi Lovato es toda una estrella televisiva y musical, cuyos singles rompen todos los records y que cuenta con más de 36 millones de seguidores en Twitter. Además, recientemente, ha hecho declaraciones en contra de la anorexia y la presión social en el cuerpo femenino. Sin embargo, Lovato no tiene ningún reparo en hablar, de forma franca y sincera, sobre los problemas alimenticios y adictivos que tuvo hace unos años.

La cantante cuenta que, en 2010, con solo 18 años, le diagnosticaron un cuadro de trastorno bipolar, así como desórdenes alimenticios, que casi la llevaron a la muerte. Ese mismo año, fue ingresada en un centro de rehabilitación. Tras ese ingreso, y gracias a la ayuda de Alcohólicos Anónimos, Lovato consiguió dejar la bebida.

Pero Demi no solo achaca sus problemas a la fama, sino que cuenta que siempre estuvo rodeada de esos fantasmas en el entorno familiar. Su madre pesaba 40 kilos cuando ella tenía 3 años y su padre tenía problemas con el alcohol y el juego.

Estas declaraciones las hace cuatro años después de haberse recuperado. Demi Lovato sonríe al futuro y dice estar centrada en su carrera y sus fans: "Ahora es como, 'bien, hice esto y estuve ahí, ahora ya todos me conocen. Lo único que quiero es volver a mi voz."