Cuando hablamos de grandes viajeros y descubridores siempre nos vienen a la memoria nombres de hombres como Marco Polo o Cristóbal Colón. Parece que la historia ha dejado en segundo plano, aquí también, a todas las mujeres que emprendieron largos y arriesgados viajes y se fueron en busca de aventura.

Motivadas por la religión, la ciencia, alguna que otra apuesta y siempre las ganas de aprender, fueron féminas que, teniendo todo en contra, recorrieron largos trayectos solas en bicicleta, a pie, en barco o, incluso, en mula. De sus travesías nos quedan libros o reportajes, gracias a los cuales hoy sabemos de sus andanzas. Estas son algunas de estas mujeres que dejaron todo atrás y tomaron el viaje como modo de vida, y cuyo ejemplo nos inspira para entender que no hay edad ni época si lo que nos motiva es conocer el planeta en el que vivimos:

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  • EGERIA

Se dice que tuvo el honor de ser la primera mujer viajera de la historia, allá en la época en el que el Imperio Romano comenzaba a desmoronarse. Egeria también escribió, sin ella saberlo, uno de los primeros libros de viajes, un cuaderno titulado Como soy un tanto curiosa, quiero verlo todo. Era una mujer perteneciente a la alta clase social, muy culta y religiosa. Entre los años 381 y 384 recorrió tres continentes, más de 5.000 kilómetros y gran parte de su travesía la hizo (ojo) a lomos de una mula.

Su peregrinación comenzó en Gallaecia (Galicia) y tenía como destino Tierra Santa; por el camino visitó Tarraco, atravesó Italia y descubrió ciudades como Jericó, Belén, Nazaret y Jerusalén, pero después sus pasos continuaron hasta Egipto, Mesopotamia o Siria. Convirtió su experiencia en un cuaderno de viajes en el que fue relatando sus vivencias. Por lo que se puede considerar que Egeria, que quería “verlo todo”, nos invitó a verlo todo a los demás a través de su valioso manuscrito.

  • ALEXANDRA DAVID-NÉEL

Mística y multifacética, Alexandra David-Néel dedicó toda su vida a recorrer el mundo, su curiosidad por los viajes le llegó a edad muy temprana cuando leía las obras de Julio Verne, y llegó a renovar por última vez su pasaporte cuando ya tenía cien años, ¡porque nunca se sabe cuando va a hacer falta...!

Fue una mujer que contaba con un amplio abanico de virtudes, pues no sólo se interesaba por los viajes, sino que fue una gran activista política, pianista, fotógrafa, cantante y escritora.

Alexandra se fue de casa, por primera vez, a los cinco años, y a los quince ya estaba emprendiendo su primer viaje en solitario hacia Londres. Tan sólo dos años después, volvía a marcharse sola a Suiza y cruzó los Alpes hasta llegar a los lagos italianos. En 1911 viajó a la India para estudiar Budismo, sánscrito y aprender tibetano y los secretos del tantra. Allí se convirtió en la primera mujer europea en conocer al Dalai Lama. También llegó a ser la primera mujer occidental en ir al Tíbet.

Murió a los cien años, después de haber conocido medio mundo y haber escrito treinta libros sobre filosofía, religión y sobre sus viajes. Alexandra David-Néel nos enseñó que no existe una edad para viajar y que si se quiere hacer, se puede conseguir.

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Una imagen antigua de Alexandra David-Néel © Getty Images.
  • MARY KINGSLEY

Mary Kingsley fue, sobre todo, una mujer valiente, una viajera optimista, divertida e ingeniosa. Nacida en plena época victoriana, sus ansias de aprender y descubrir no casaban con lo que se esperaba de una mujer en aquel momento, y fue este interés por los estudios lo que la salvó de la anodina vida burguesa que le esperaba en su Londres natal.

Su padre era médico privado de un lord inglés, y viendo la curiosidad de su hija, la puso a estudiar y acabó ayudándolo ella a él en sus estudios de antropología, botánica y zoología. Cuando Mary tenía 30 años su padre murió, y poco después también lo hizo su madre; entonces, tomó la riendas de su vida y dirigió su mirada hacia tierras africanas donde viajó sola, a pesar de las recomendaciones, y se convirtió en toda una exploradora: la “Reina de África”. Allí sorteó todo tipo de obstáculos desde su condición de mujer, animales salvajes, o la tribu antropófaga de los Fang. Durante su estancia realizó importantes estudios científicos y etnológicos y consiguió ser la primera mujer en subir al monte Camerún siguiendo una ruta que ningún hombre blanco había hecho antes. La historia de Mary Kingsley y de otras pioneras victorianas las podemos encontrar en el libro Viajeras de Leyenda, de Pilar Tejera, publicado por Ediciones Casiopea.

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  • CARMEN DE BURGOS

En una España donde el hombre era el protagonista y quien tomaba todas las decisiones, Carmen de Burgos se convirtió en la primera mujer corresponsal de guerra española. Nació en Almería en 1867 y, tras un tormentoso matrimonio, decidió escapar a Madrid junto a su hija, donde se convirtió en colaboradora del periódico El Globo, escribiendo una columna titulada 'Notas femeninas' en la que hablaba de asuntos como el derecho al voto de la mujer, la emancipación femenina y el divorcio; escribía bajo el apodo de 'Colombine'.

Carmen era una mujer de fuertes convicciones políticas, republicana y muy inteligente. Durante el conflicto bélico entre España y Marruecos, consiguió que el periódico El Heraldo, para el que trabajaba entonces, la enviara de corresponsal de guerra. Jamás antes ninguna mujer había estado en el frente y, desde allí pudo contar, desde su punto de vista, la vida en el campo de batalla.

  • JOSEFINA CASTELLVÍ

'Pepita', como la conocen sus más allegados, se autodenomina “La abuelita de la Antártida”, y dice que su pelo blanco hace juego con el paisaje glacial del lugar. No hace falta viajar hacia siglos pasados para encontrarnos con la primera mujer en conseguir algo: 'Pepita' Castellví es una oceanógrafa y bióloga catalana nacida en 1935, y la primera mujer española en dirigir una base en la Antártida. Se enamoró de ella y de su manera de contar la historia de nuestro planeta, ya que en su capa de hielo de 4000 metros de profundidad se puede estudiar la vida de la Tierra. Este hielo pertenece a diferentes épocas y, a base de perforaciones, se puede saber cuándo cayó ese agua o encontrar granos de polen llegados de Sudamérica. En 2013 volvió en una nueva expedición científica a su amado y gélido continente.

  • CRISTINA GARCÍA RODERO

Dice Cristina García Rodero que cuando sale a la calle no ve nada, que sólo suceden cosas cuando mira a través de su cámara. Pero lo cierto es que el ojo de esta fotógrafa de Puertollano ve imágenes que los demás no podemos ver. Nacida en 1949, dice que su secreto está en la perseverancia y la paciencia y, gracias a su trabajo, ha conseguido ser la primera mujer española en pertenecer a la prestigiosa Agencia Magnum de fotografía. Su mirada y su pasión por la fotografía la han llevado a recorrer medio mundo en busca de instantáneas únicas desde India, hasta la Amazonía, Etiopía o la España más profunda y exponer su obra en varios países.

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Cristina García Rodero con una de sus fotografías © Getty Images.