Ya hace 10 años que Mad Men empezó a reinventar el concepto de la mentira. Don Draper no era Don Draper; nadie bebía whisky (eso amarillento que había en los vasos era zumo); nadie fumaba como un carretero en esas oficinas de Manhattan (‘cambiazo’ de la nicotina por hierbas); todos eran publicistas (y ya sabemos en qué consiste el negocio); aquella modelo, cuya imagen aparecía en el edificio desde el que se tira ese buen hombre de la cabecera de la serie, no era Sara Montiel; y hasta que la entrepierna de Jon Hamm bailara tanto tenía truco (no llevaba ropa interior).
Pero que la icónica serie de Matthew Weiner se dedicara a estafarnos durante tanto tiempo siempre tuvo sus ventajas. Como las bombas que Joan Holloway, esa jefa de secretarias de los años sesenta, se dedicó a soltar a todo aquel con ideas tan machistas como prehistóricas que pasara a su lado. Esta sólo fue una décima parte de su estrategia de ataque:
1.Haz callar a quien creas que no tiene razón cuando te dé la gana. Marido incluido.
2. La piromanía no está permitida, pero sí desearla metafóricamente.
3. Nunca está de más desaprobar comentarios volteando los ojos.
4. Ni escanear con la mirada.
5. Ten siempre un buen as bajo la manga ante las injusticias laborales.
6. Si te dieran un euro por todos los idiotas que te cruzas al día, podrías dejar de trabajar. Grítaselo por si acaso.
7. La unión hace la fuerza.
8. Utiliza el humor negro, sólo los que lo sepan entender merecerán tu atención.
9. No tienes tiempo para entretener a aburridos.
10. Viste como te salga del moño, Joan hizo de su exuberancia su mejor aliada.
11. Trabaja mucho y bien, es tu única carta de presentación.
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