20 momentos clave de Los Goya
El cine español tiene mucho que celebrar en un año plagado de ideas originales con unos premios que llevan 28 años al frente. El camino no ha sido corto.
La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España –la AACCE para abreviar– lleva dando guerra desde que en 1986 un grupo de pesos importantes del cine, entre los que se encontraban los directores Luis García Berlanga o Carlos Saura, decidieron regular por fin la situación del panorama audiovisual español y hacer fuerza como una industria con ganas de llegar a lo más alto en el terreno cultural. Un año después, los Goya se implantaron como los premios oficiales del cine español.
No ha sido fácil, 28 años de recorrido en el que los vaivenes en los cambios de gobierno, los problemas con las reivindicaciones sociales, la imagen realmente debilitada de nuestro cine provocada por el sospechoso interés en una cultura que avanza entre trompicones y piedras afiladas, y que se vende con un 21% de IVA –el más alto de toda Europa–, ha sido testigo de las contradicciones de las realidades adversas. 2014 pasa a la historia como el año de la doble cara, la buena y la mala, la bella y la bestia. La cuota de pantalla llega al 25,5% con 21 millones de espectadores y más de 123 millones de euros recaudados. 2014 significa un ciclón en la historia del cine español. Los Ocho apellidos vascos de Emilio Martínez-Lázaro, con más de 50 millones recaudados, superaba el complicado reto de sobrepasar el tsunami revolucionario de Lo imposible, de Juan Antonio Bayona. Lo imposible ya no era tan imposible.
Por eso, es importante –y más que nunca– hablar del cine español como industria. Una industria con forma de buffet libre en el que se reparten la mesa blockbusters de taquilla con películas en las que el poco presupuesto consigue aumentar la lupa de la originalidad. La realidad que está por venir es un misterio, pero el momento actual es apasionante.
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