Probablemente haya tantas historias de compañeros de piso como de novatadas en la universidad. Y quizá muchos de los implicados en las primeras también lo hayan estado en las segundas. Y si no te han sucedido a ti seguro que le han pasado a un familiar o un amigo. Nadie se libra de ellas. Compartir piso llega en ese momento de la vida en el que la convivencia con tus padres está a punto de estallar en una guerra; justo esa época en la que eres mayor para tener que explicar por qué no duermes en casa, aunque no lo suficiente como para saber que las sábanas y las toallas no se cambian solas (sí, has leído correctamente). Esa edad tan llena de contradicciones hace que en todos esos pisos ocupados por gente de su padre y de su madre, algunos de ellos bebés inexpertos, otros viejóvenes con complejo de madre, se den situaciones que bien podrían sonar a leyenda urbana.

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¿Pensabas que te había dejado café hecho? ’’Tus ganas locas’’ dice este CDM vengativo.

Las historias son tan jugosas que un grupo de jóvenes italianos decidieron compartirlas con el resto del mundo en la página de Facebook Il Coinquilino di Merda, El compañero de piso de mierda, en español. Creada en 2012, actualmente cuenta con más de medio millón de seguidores, lo que les ha animado a plasmar las anécdotas en un libro que en España edita Errata Naturae: El compañero de piso de mierda. Guía de supervivencia para compartir casa. Desde el tiquismiquis al porrero pasando por el mimado y el del síndrome de Diógenes... ¿Quién no ha coincidido con alguien así en algún momento, o lo está sufriendo ahora mismo? Los autores del libro nos dan 10 fáciles pasos para reconocer al compañero de piso petardo:

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La habitación de la clásica CDM mimada y tiquismiquis.

1. Se debe asumir que hay un Compañero de Mierda (o CDM) en cada casa compartida.

2. El CDM suele invitarte a comer tu propia comida.

3. El CDM puede pasar largos meses, o incluso años, usando la misma toalla después de ducharse: la tuya.

4. Llegado el viernes noche, el CDM se limpia los zapatos con el estropajo de la vajilla.

5. En sus interminables fines de semana de borrachera, el CDM se trae a casa enormes carteles de conciertos en casas okupas, mobiliario variado que encuentra en los contenedores, adornos navideños, señales de tráfico, letreros del transporte público, fragmentos de estatuas de personajes célebres y piezas de coches.

6. El CDM coloca post-its en sus tuppers para señalizar cuál es su comida, y a continuación hace fotos de la nevera para confirmar que nadie toca sus cosas o tratar de demostrar el crimen a posteriori.

7. El CDM pasa el aspirador el sábado a primera hora de la mañana (en ocasiones tras consumir algún estupefaciente durante la noche).

8. El CDM hace que sus padres se peguen la noche viajando de Cádiz a Barcelona en coche porque tiene 37,5º de fiebre.

9. El CDM te recuerda cada tantos días que le debes 20 céntimos de la última compra.

10. Teniendo en cuenta punto Nº1 de esta lista, si crees que no tienes un CDM en casa, tú eres el CDM.

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’El compañero de piso de mierda. Guía de supervivencia para compartir casa’ (Errata Naturae).