Loki. Te quiero, te amo, te adoro, te compro un loro. Cariñín. Las redes sociales nos han vuelto rematadamente cursis. Además de las fotos cuquis en las que todos somos siempre muy felices, nuestra forma de interactuar con los demás es rayana en la hiperglucemia. Empezamos pinchando en un corazón y terminamos por escribir la enésima declaración de amor total a nuestra amiga, sólo porque ha colgado un selfi en Disneyland.

¿Pero cuándo fue la última vez que le dijiste “te quiero” a la cara? Salvando las madrugadas de los fines de semana, que suelen subir sospechosamente esas ganas de decir a todo bicho viviente lo mucho que le amas, en el resto de días, cariños así, poquitos.

Para entender la comparación: Un martes cualquiera, caminando por la calle, te cruzas con tu amiga y le dices: “Tía, te quiero un montón. Eres la mejor. Estás guapísima, cari. Siempre juntas, siempre smile”. Y os despedís: “Un besi, cieli”.

¿No daría repelús?

Otra situación: Estás en el trabajo, sentada en la oficina, cuando de repente te suben los niveles de cursilería. Miras a tu compañero y le regalas tu mejor sonrisa, así, de repente, sin venir a cuento. Eso sería como darle al like, un buen comienzo para tu arrebato de felicidad. Y continúas: “Loki, eres un máquina, coleguita ¡Viva los compis de trabajo chulis como tú! Te quiero a tope, cari. Por cierto: PE-LA-ZO”.

Todo muy normal.

Te encuentras con tu vecina en el supermercado. Y ahí te reviene: ataque de cursilería. Le das al like: “¡Esa vecina guapa!¡Grande, churri, grande! ¡Esa compra, como mola, se me merece una ola! Ideal, ideal, ideal. Te amo, neni”.

Tu vecina, encantadísima.

Y así todo.

Y lo sabes.

Las redes sociales como territorio sin ley en el que no existe término medio. Odias o amas, pero a topísimo. Cuando no eres un hater, eres un lover. Y en ese lenguaje exagerado y ficticio nos movemos mientras comenzamos a hartarnos de tanto merengue. Según este artículo, empezamos a cansarnos de ellas. Su uso disminuyó en 2015 por primera vez en 10 años. En concreto, nueve minutos menos a la semana. Apenas nueve minutos menos de caris y nata montada.

Besis.