A pesar del triunfo de la gastronomía moderna, la cocina de fusión y los menús degustación de nuevas técnicas culinarias, lo cierto es que nuestro corazón siempre pertenecerá a las croquetas de mamá, el cocido de la abuela y las recetas que nos han acompañado durante toda la infancia. Cuando se trata de comida, la tradición se convierte en garantía de éxito en cualquier mesa. Por eso un archivo como el de Cookbooks and Home Economics, con 3.000 libros de cocina de diferentes épocas y culturas, es un tesoro que no se puede perder de vista.

Porque sí, los supermercados dan mil y una herramientas (e ingredientes) para que los cocinillas se conviertan en eminencias de la cocina, pero aun así no todos son capaces de conseguir resultados tan sabrosos como los de nuestros antepasados, que tenían mucha menos información y medios para llevarlos a cabo. Pero ahora por fin se pueden conocer sus secretos, de manera gratuita, y en diferentes formatos. Además, no solo tienen por qué consultarse online, sino que también es posible descargarlos para leerlos en otro momento. Y aunque gran parte de los ejemplares (que datan incluso del siglo XIX) están en inglés, existen opciones en español como El Practicón, de 1984 o el Novísimo Manual del Cocinero Práctico, de 1896.

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Por ejemplo, ¿creías que la cocina intuitiva era una corriente nueva? ¿O que tus abuelas no se preocupaban en mejorar o cuidar su salud a través de la alimentación? Aun contando con muchos menos estudios y revisiones científicas, ya dominaban muchas de las claves en las que se basan los métodos de hoy en día. Una de ellas, recurrir en su mayoría a alimentos reales (sin procesar) porque no tenían más opciones, y porque lo que determinaba la cesta de la compra eran la temporada y la procedencia de los mismos.

En The Natural Foods Cookbook, de 1961, la autora Beatrice Trum Hunter ya habla de cómo la televisión, las tentadoras gominolas o los cereales industriales atentan contra la salud haciendo necesaria la aparición de un movimiento que promoviese la alimentación saludable prescindiendo de refrescos, azúcar y harinas refinadas. La miel es "la jefa" de sus endulzantes, las semillas y los panes caseros la base de sus recetas y advierte la importancia de cocinar correctamente los alimentos para que no pierdan sus propiedades.

Lo podemos comprobar también echando un vistazo a libros como The Common Sense Cook Book, de 1894, en el que se dedica incluso un capítulo entero a los huevos y su importancia dentro de la alimentación, a cómo cocinarlos y cómo conseguir la Omelette perfecta solo "separando la yema de la clara" para batirlo por separado y conseguir un acabado más esponjoso. Así como otros ejemplares dirigidos a la prevención y tratamiento de enfermedades o recuperación de inválidos y convalecientes mediante la alimentación.

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Otros, como Good Housekeeping family cook book, de 1906, ofrecen consejos para conseguir buenos resultados si eres ama de casa, en la línea de los publicados entre los años 20 y 70, donde iban dirigidos principalmente al público femenino, que ocupaba sus portadas. Aunque también hay autores que se enfocaban en el aprendizaje de la cocina de los más pequeños (como ahora están pidiendo los dietistas-nutricionistas en los colegios) con libros como Betty Crocker’s Cookbook for boys & girls, de 1975, en el que se proponen diferentes recetas que pudiesen ser preparadas por niños, con un título que deja clara la igualdad de género en este cometido. Una de ellas, tan clásica como los macarrones con queso, añadiendo una salsa de huevo y leche para mejorar su textura.

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