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Conoces a alguien nuevo, ya sea a través de aplicaciones como Tinder, Grinder, Happn, o en un bar, una cafetería, un concierto e, incluso, a través de amigos en común. Te pide el teléfono, te da el suyo, vaya, la cosa promete. Ha sido (casi) amor a primera vista. Claro, el teléfono ya no es el procedimiento habitual, ahora, tras haber cruzado cuatro o cinco frases por WhatsApp, ya os tenéis en todas las redes sociales: Facebook e Instagram.

Empezáis a tontear, a hablar casi todos los días, a tener vuestra primera cita –de qué hablar en ella–, a conocer a tus amigos, a salir de cena, de fiesta y de cine. Todo es fácil, divertido, alegre y sin compromiso, pero sabes e intuyes que todo marcha bien. O eso crees porque, de repente, desaparece. Ya no hay mensajes de buenos días. Ya no hay nada. Te preguntas ¿qué ha pasado? ¿Qué he hecho mal? ¿Qué he dicho?. Como todo iba bien, le escribes, le llamas, no acosas, porque ya teníais confianza, pero, después de un día y medio sin saber nada, te preocupas. Evidentemente, lo primero que piensas es que ha podido pasar algo, pero su actividad en las redes sociales te hace sospechar que quizá ha estado muy liado, ha tenido mucho trabajo encima, no sé, cualquier cosa justificable.

Entonces, ¿qué ha pasado? ¿Es esto normal? Pues sí. Bueno, es decir, no, es indecoroso e inmoral pero es más normal de lo que crees. Podría definirse como un irse a la francesa o ir a comprar cigarros pero de la era digital 3.0. Y este concepto (o mal gesto) es conocido como ghosting –consejos para evitarlo– aunque también podría entenderse como 'Love Bombing'. Pero, ¿qué es el ghosting? El ghosting –o 'breadcrumbing'– viene de ghost –fantasma en inglés– y significa, hacer el fantasma o fantasmear a alguien. Traducido al lenguaje coloquial, pasar de alguien descaradamente, hacerle el vacío y/o ignorarle. Aunque esto ha existido desde siempre, gracias (y por desgracia) a las redes sociales, ha sido mucho más habitual de lo que puedas pensar. Por ejemplo, a raíz de la separación de Charlize Theron y Sean Penn, el término se convirtió en algo mainstream y conocido por la gran mayoría.

Vale, una vez que ya sabes qué es el ghosting ¿qué pasa después? ¿Cómo sobrevives a eso? Aquí te dejamos una guía para conocer mejor las distintas fases y procesos que vives cuando lo han hecho contigo y saber cómo superarlo. Un pequeño apunte, existen distintos tipos de ghosting (sí, parece increíble pero sí):

  • El minighosting: de forma sutil y pasivo/agresiva, empieza a tardar en responder, a haber vacíos en las preguntas o siempre eres tú la persona que inicia las conversaciones.
  • El ghosting pasivo: los matices son muy sutiles, pero están ahí. El ghosting pasivo consiste –dicho coloquialmente– en tener a alguien en el gancho, es decir, siempre vais a quedar pero siempre cancela, hay likes en las redes sociales, pero nunca inicia una conversación. Podría decirse que es como tener a alguien en el séquito o en la lista de amantes, pero no eres la prioridad ni tampoco quiere que te olvides de él o ella.

Claro está, todo esto es relativo. Aunque el ghosting es un concepto de la era digital 3.0, en realidad es una forma sutil y elegante de decir que la gente es cobarde e infantil, vamos, lo que viene siendo un cretino de toda la vida. Ahora ya conoces un término nuevo, ghosting, que no ghostling ni Ryan Gosling (ojalá).

Aquí te dejamos la pequeña guía para entender el proceso del ghosting y (sobre)vivir dignamente.

  1. No está pasando de mí. Sólo es despistado. A ver, ¿por dónde empezar? Si habéis llegado hasta ese punto en el que le consideras tu rollo cuasi pareja, es porque ha existido una reciprocidad y ya has visto su modus operandi. Está bien que todavía les des un margen, pero ya hay señales de mini ghosting. Aunque el auto-engaño también es válido. Así que le escribes. Estás en la negación.
  2. Sigue sin haber respuesta. Seguro que algo le ha pasado, está ocupado con el trabajo, las apps se están actualizando o, fijo que ha perdido todos sus contactos o no sabe qué decirme. Imposible pero ¿por qué no? En ese hipotético universo, también existe la posibilidad de que haya perdido el teléfono móvil, los contactos, el portátil y no pueda avisarte de que sigue ahí. Así que le escribes ya no sólo por WhatsApp sino también iMessage e incluso respondes a uno de sus Instagram Stories. Te dices a ti misma no, no estoy loca, sólo preocupada. Estado: mega- negación. Sí que es cierto que hay personas que tienen activada una forma de seguridad muy extrema en el móvil, en la que sólo a través de un mensaje de confirmación y el código que reciben, pueden entrar en sus cuentas. Y si no tienen el móvil, mal. No es muy común pero bueno, nunca está de más tenerlo en cuenta.
  3. Pero, ¿ha recibido mis mensajes? Te sale el visto en todas partes, el visto en WhatsApp e incluso ha visto el Instagram Direct, de hecho, ves los likes que sigue dando a sus colegas y a vuestros amigos en común en el timeline de Facebook.
  4. Vale, creo que empieza a pasar de mí. ¡Ding ding ding! Empieza y termina de pasar de ti, está claro. Si ya teníais una relación y no te dice nada tras varios días, ya te está haciendo ghosting.
  5. ¿Pero qué le pasa? ¿Por qué no contesta? Simplemente pasa de ti. Estado: ira, pero contenida. Ira decorosa que navega entre la negación y la ira comedida.
  6. No me lo puedo creer. Estaba todo bien. No mandes ese mensaje. No te rebajes a su nivel. Respira, date un capricho, practica pilates o yoga. Pero no le escribas.
  7. Le voy a escribir pero no voy a ponerme a su altura. ¿Qué? No hace falta decir más. Lo único que tienes que hacer es dejar el móvil. Estado: entre la ira y la negociación. Es una laguna indefinida en la que las emociones te abruman.
  8. No me lo puedo creer. Parecía una persona madura, atenta y dulce. Habíamos planeado una escapada para este otoño. ¿Cómo ha podido pasar esto? No pasa nada, respira hondo. No hace falta darle más vueltas ni intentar entender su limitada capacidad. ¿No crees que es mejor así? Es decir, has visto su lado oscuro. ¿No te parece mejor ver cómo es realmente? Ha sido un cobarde. Mereces algo mucho mejor. Estado: depresión.
  9. Creo que era el amor de mi vida. ¿Realmente crees que el amor de tu vida te hubiera tratado así? Pues ya está. Estado: depresión en la que te regodeas, consciente o inconscientemente.
  10. Y ahora, ¿qué hago? Me sigue saliendo en todas las redes sociales. No le elimines de ninguna red social ni empieces a subir contenido pasivo-agresivo a las mismas. Actúa con elegancia, aguanta el tirón, silénciale en redes sociales y desconecta; una semana sin redes sociales te ayudará y si no te lo crees, sigue los pasos de Lana del Rey. Estado: proto-aceptación. Empiezas a ver la luz al final del túnel y esa luz es la de un tren. Pero al menos es una luz.
  11. Creo que empiezo a darme cuenta de que era un cretino. Efectivamente. Tómate el tiempo que necesites para superarlo, eliminar las fotos que te traigan recuerdos y bloquearle en las redes sociales. Estado: aceptación paulatina.
  12. Me ha dejado de importar. Llegar a este punto era esencial. Ahora, la única prioridad eres tú. Está claro que es muy difícil superar una relación que no se ha cerrado porque sientes que quizás haya cosas que se han quedado sin cerrar. Sin embargo, cuando alguien te hace algo así, hay que tener el suficiente amor propio para pasar de página. Estado: aceptación.

TEMA REOPTIMIZADO. FECHA ORIGINAL 2016.