Evolución distorsionada del 'reality show': de 'Gran Hermano' a Caitlyn Jenner
En 'I am Cait', Caitlyn Jenner firma un nuevo capítulo de revolución milenial convirtiéndose en embajadora de la transexualidad. Pero esto no sería posible sin la discordante evolución del 'reality show' como fenómeno mediático.
El híbrido resultante entre las visiones futuristas de Andy Warhol, y sus 15 minutos de fama, con el Gran Hermano de George Orwell, en su novela distópica 1984, bien podría dar como resultado el reality show actual. Dos contraposiciones de mediados del siglo XX unidas en un mismo fin: adivinar la revolución más demoledora del siguiente ciclo vital mediático. Es esa distopía que George Orwell explica, con forma de dictadura implantada por ese ojo omnipresente que todo lo ve, la base de la televisión actual. Una distopía capaz de resumir un panorama en el que no poca gente cree sentirse ofendida ante los que consideran al clan Kardashian como un referente de la cultura empresarial, pero sin embargo dejan atrás horas y horas de conversación sobre todos los reality shows que consumen semanalmente. La doble moral como el cáncer de esta sociedad.
Por eso, y porque Caitlyn Jenner merece toda la atención, aquí un repaso a los valles y surcos que han sido necesarios atravesar para llegar a un reality show en el que un exatleta olímpico –y padre de la familia más mediática de la era Internet– afronta un cambio de sexo con mil dedos acusadores, pero otros tantos sobre la espalda.
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