Si has estado al tanto de la cultura pop la semana pasada, sabrás lo que hizo Kim Kardashian. Resumen breve: El pasado domingo, la más famosa del clan Kardashian subió un selfie a Instagram completamente desnuda –aunque censurado–. Lo vieron 63.8 millones de personas, antes o después. Obviamente, la red entraró en colapso. Bette Midler y Miley Cyrus fueron dos de los pesos pesados que dieron su opinión al respecto. En respuesta al boom, Kardashian compartió un texto que rezaba cosas como “basta ya de vergüenzas” y “calificativos despectivos”.

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Kim no es la única celebrity que comparte instantáneas subidas de tono –Miley Cyrus, Lady Gaga, Rihanna, Emily Ratajkowski…–. Un estudio de 2014 reveló que la mayoría de los jóvenes –un 54%– ha enviado o recibido alguna vez contenido explícito a través de sus teléfonos.

A medida que las redes sociales están más integradas en el día a día de los jóvenes, no es de extrañar que este comportamiento se haga público. En Instagram, el hashtag ‘nude’, por ejemplo, tiene como resultado 2,4 millones de imágenes.

La autofoto de Kardashian no es, pues, una anomalía. Forma parte de un fenómeno cultural en el que estamos todos. La pregunta es: ¿Cómo afecta esta tendencia a la liberación de la mujer? ¿Empodera o explota? ¿Ayuda en algo al feminismo el mostrar el cuerpo y la sexualidad a todas horas?

La respuesta: ni sí ni no.

Para Danielle Galvin, una joven activista de la idea de “ver el cuerpo como algo positivo” de 23 años, el acto de compartir selfies sin censura es, de hecho, un desafío que sirve de ayuda: “Soy lo que los medios llaman una mujer real. Según éstos, mi cuerpo, que nada tiene que ver con el de una modelo, no es atractivo para los hombres”, explica. “Para mi, que una mujer enseñe su cuerpo, sea del tipo que sea, ayuda a la normalización del físico sin arquetipos”.

Galvin también señala que los medios de comunicación, particularmente las revistas, bombardean a la sociedad con imágenes de mujeres con poca ropa, siendo estas pocas veces tachadas de degradantes.

“Cada noviembre/diciembre se emite el show de Victoria’s Secret, el espectáculo televisivo más visto ¿Ellas pueden y yo no? En el show aparecen en lencería al fin y al cabo. Yo también puedo subir un selfie en ropa interior. Mi acto, en cambio, no será aplaudido”, dice.

Galvin tiene razón: Hay un doble estándar.

La misma semana que Kim compartió su selfie, Galvin subió a Instagram una imagen de sí misma con una copia del número de enero/febrero de Harper’s Bazaar Australia con Miranda Kerr en portada. Kerr aparece desnuda –sólo lleva tacones– y el titular, apunta: Lo que esconde Miranda Kerr.

“Mis subidas de tono no y cosas como esta sí”, escribió en el pie. “Usar el desnudo para vender sí que es del todo repugnante”. Y cuestiona: “¿Es la desnudez y la confianza sólo bien percibida cuando se es modelo? Yo reclamo que cuerpos como el mío sean visibles. Aunque de momento sólo pueda ser en Instagram”.

Cuando hablé con Galvin, esta estuvo de acuerdo en que parte del vitriolo que supuso la foto de Kim Kardashian en la red se debió a que la estrella de la telerrealidad es vista como “cierto tipo de chica”. La propia Kim lo entendió así, quejándose de que los medios siempre acaban haciendo referencia al vídeo sexual que grabó hace ya más de un lustro. Según otro estudio, publicado en Journal of Children and Media, las mujeres que envían sexts –vídeos o imágenes subidas de tono– son, de acuerdo con descripciones dadas por hombres, “locas e inseguras con poco juicio que sólo buscan llamar la atención”. ¿El problema? Que las que no los envían son tildadas de “mojigatas”.

“A pesar de apoyar la decisión de Kim, creo que generalmente actuamos sin pensar demasiado en la repercusión. De ahí que a veces sea mejor evitar este tipo de actuaciones, para huir de malentendidos”, explica Melissa A. Fabello, redactora de Everyday Feminism.

¿El problema? Que estamos, primero presionadas para mostrar nuestro cuerpo, y después, acto seguido, presionadas para avergonzarnos. Y esto es lo verdaderamente perjudicial. Este patrón de comportamiento ha de erradicarse. Ahora bien, que Kim se desnude vía redes sociales no es en absoluto determinante.

La psicóloga Pamela Rutledge opina que la motivación de Kardashian no es la misma que la de sus seguidores, muchos de los cuales son mujeres jóvenes. “El desnudo de Kim Kardashian solo la empodera a ella (…) De camino al banco, de hecho. Ella no sólo controla la imagen que vende, la cultiva. Ella es una marca, y los cyberbullies son sus mejores amigos. A más desagradables sean sus comentarios, más expectación habrá en el próximo paso de Kim”. ¿Es casual que el escrito de Kim viese la luz el Día Internacional de la Mujer? “En absoluto”.

Ser un “ejemplo a seguir” no es fácil. Aunque Kardashian tenga pleno derecho a publicar lo que quiera bien por placer bien para reafirmar su poder personal, sería ingenuo pensar que sus actos no entrañan algo más.

Más que los desnudos en sí, llama la atención la respuesta mediática que generan. Nadie es enseña de nada. Kim Kardashian es cazadora y presa al mismo tiempo. Es un “Sí, y”. , se ve presionada a mostrar su cuerpo –en términos mediáticos– y sólo ella decide ceder ante la coacción.

El escrito de Kim Kardashian

Vía Elle.com